jueves, 25 de junio de 2015

EL MANOMANISTA NO SE MERECE SEMEJANTE TXAPUZA


Titulaba una anterior entrada a este blog (4/7/2014) Salvemos al Manomanista. Y, sin embargo, este año me encuentro con lo me encuentro.  Y creedme que lo siento la h... pero cuando las cosas no están bien hechas creo que es nuestra obligación como aficionados a este deporte, el más bonito del mundo, decirlas y confiar en que aquéllos a los que les toca, puedan y sepan corregirlas.
 

Y si ando con estas cosas es, como podéis imaginar, a cuenta de la próxima final del Manomanista que no se merece semejante txapuza. Y más aún cuando haber solucionado de otra manera el problema habría sido relativamente sencillo. Nos hubiera bastado con mirar lo que, en circunstancias similares, hacen otros deportes.

 
Y me acuerdo, por ejemplo, del tenis. Del año pasado, del Máster, de la final que tenían que disputar Djokovic y Federer, la final soñada por todos. Y que sin embargo Federer, lesionado, no pudo jugar. ¿Y qué hizo la ATP? Sencillo, escribía antes. Djokovic ganó la final por incomparecencia de Federer. Y punto. Una lástima: el negocio, al traste. Pero el deporte, el tenis y el Master, con los muebles a salvo. Y lo más importante, con el prestigio intacto.
 

Y ahora vamos a lo nuestro. ¿Qué ha pasado con el Manomanista? Olaizola y Oinatz, a la final. Para frotarse las manos. El negocio y el espectáculo, garantizados. Aimar, todo un seguro. Y Onatz, por momentos, un pelotari de dibujos animados. Todo “parecía” servido. Pero entonces ocurre lo que nadie hubiera querido que ocurriera. Oinatz se lesiona. ¡¿Y qué hacer?! Un aplazamiento… Y se pide y se concede. Pero después de 10 días el dedo de Oinatz continúa sin recuperarse. Y se anuncia lo peor: que es imposible que Bengoetxea se encuentre en condiciones de disputar la Final en la fecha prevista.

¡¡¿Qué hacer?!! Y yo repito, muy sencillo. Olaizola, campeón del Manomanista 2015.  Bemgoetxea no ha podido disputar la anhelada final. El negocio, al traste. Pero el prestigio de la competición, ¡que es lo que verdaderamente nos debe importar más allá de los billetes de euro!, a salvo. Y en el primer partido importante que dispute Aimar se le coloca la txapela de Campeón.
 

Pero en su lugar, ¿qué ha sucedido?, ¿qué se ha decidido hacer? Jugar la final a toda costa. Caiga quien caiga. Aunque caiga el prestigio. Y como Oinatz no puede jugar se recurre al pelotari que ha quedado en tercer lugar. Al pobre Urruti. Que hará lo que se le diga que haga. Y la Final ya está montada. Y el negocio, se supone, medio salvado. Olaizola contra Urruti que es un finalista que perdió a pelotazos la semifinal contra Oinatz. ¡Menudo finalista, sí! Aunque supongamos que Olaizola sale vencedor el próximo domingo. Entonces ni tan mal. Olaizola, primero. Segundo, Urruti. ¿Y tercero? Oinatz, me imagino. ¡Pero si Oinatz ganó su semifinal y se clasificó para la Final! ¿Cómo puede ser entonces que sea el “tercero”? Y por aquí empiezo a perderme…

Pero supongamos otra vuelta de tuerca. Que Urruti gana la Final. Y así Urruti, primero y con txapela. Y Aimar, segundo. Y otra vez: Oinatz, tercero. Y otra vez: ¡pero si Oinatz ganó su semifinal y etc. y etc.! Y lo que es peor. Tendríamos a un campeón del Manomanista que perdió su semifinal. A pelotazos. Y por aquí sigo perdiéndome… Y lo que sería aún peor.

Como Phil Jackson, aquel entrenador que tuvieron los Bulls de Michael Jordan, con la socarronería y mala leche de los viejos luchadores, dijo acerca de los Spurs de San Antonio, campeones de la NBA el año en que en la Temporada Regular, por culpa de una inoportuna huelga, tuvo 60 jornadas en lugar de las 82 habituales, “campeones, sí, pero campeones con asterisco”. ¿Y no será este mismo e ingrato asterisco lo que le espera al Urruti campeón? Campeón sí, pero con asterisco… Sólo que en este caso el asterisco, además, se lo llevaría puesto la propia competición, el Manomanista; la especialidad reina de este deporte al que algunos insistimos en calificar como “el más bonito del mundo”.

Así que estas cosas pasen… Pero que pasen sólo una vez. En vuestras manos, en las de la Liga Profesional (sin tacos pero con bolígrafos) estará que no se repitan.

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