miércoles, 4 de mayo de 2016

LOS WARRIORS, A SIMPLE VISTA

El 73-9 de los Warriors en esta Temporada Regular 2015/2016 de la NBA nos ha tocado la fibra. Ahí es nada derrocar el récord de 72-10 que tenían los Bulls de Jordan y que muchos creíamos que sería un registro que perduraría ad infinitum. Pues ad infinitum han sido apenas 20 años porque en el Olimpo del Baloncesto ha hecho acto de presencia otro equipo, de la Bahía de San Francisco para más señas, que se autoproclaman guerreros o warriors en la jerga de Shakespeare (¡salud por su 4º Centenario!); un equipo especial, de esos que surgen cada cierto tiempo, un número de años indeterminado, y a los que se reconoce a simple vista.

Su serie contra los Blazers de Lillard empezó el domingo. ¿Notarán estos guerreros la  baja de Curry? Me temo que no y la verdad es que tampoco me importa demasiado. Porque ganen o pierdan las semifinales, para mí serán siempre uno de esos equipos especiales, uno de esos equipos que se forman cada muchos años. Y sin que nadie acierte a decir cómo ni porqué. Pero a los que siempre se les reconoce a simple vista.
 

Y si para muestra vale un botón me remonto al 3º cuarto del 4º partido de su serie contra los Rockets. No faltaba ni un segundo para el descanso, el marcador estaba empatado, creo que a 59, y Curry sufre un desafortunado resbalón. Resultado: esguince de rodilla y baja para la segunda parte y para unos cuantos partidos más si los Warriors superaban la eliminatoria contra Houston, cosa que en ese momento estaba por ver.

Y con estos antecedentes se inició el 3º cuarto, y los Warriors sin su estrella le endosaron ¡41 puntos! a los Rockets y el partido finiquitado. ¿Fue aquello un homenaje que los guerreros brindaron a su jefe maltrecho?, ¿fue un puñetazo en el parqué del Toyota Center, un grito de rabia, “un aquí estamos aunque nos falte él”? Fue un espectáculo increíble. Movían el balón a una velocidad de vértigo. Los triples llovían desde todas partes. Y todos contribuían al espectáculo. A los Rockets sólo les faltaba sacar sus cámaras fotográficas e inmortalizar la paliza.

 
Al final de esos mágicos 12 minutos, 41-20. Y aunque faltara el último cuarto la eliminatoria ya estaba 3-1. sólo me hizo falta verlos jugar durante esos 12 minutos para darme cuenta de que, lleguen o no lleguen, ganen o pierdan las finales de este año, son estoa Warriors un equipo especial, un equipo para la Historia, incluso al margen de su 73-9, un equipo, que yo recuerde, a la altura de unos pocos, de los Lakers de Magic o los Celtics de Bird, o los Pistons de Dumars, Thomas o del “gusano”, o los Bulls de Jordan y por encima (y que me perdonen sus aficionados) de aquellos Rockets de Olajuwon o de los Lakers de Kobe y Shaquille o de los Heat de LeBron o, incluso, de los Spurs de Duncan, Ginobilli y Cía. Éstos fueron muy buenos equipos; seguramente excelentes, pero nunca “especiales” como lo fueron los otros y como lo son estos Warriors.
 
Y basta con verlos jugar. No es necesario haber estudiado, ni ser experto en defensas al hombre o en zonas 2-3. No es necesario recurrir a pizarras ni a ningún otro tipo de jama-cocos. Basta con verlos jugar. A simple vista. Sólo con eso nos damos cuenta de lo fácil que para ellos resulta hacer posible lo que para muchos es imposible.
 
¡Alucinantes y divinos!
 

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