domingo, 16 de agosto de 2015

RAFAEL CHIRBES QEPD

No suelo acostumbrar a criticar a los "colegas", a esos que tratan de ganarse el pan y la sal emborronando, con peor o mejor suerte, pedazos de papel en blanco.. Y ahora que Rafael Chirbes ha muerto de forma tan repentina, al menos para mí, me siento un poco canalla. Como si le debiera una. Porque recuerdo las molestas y poco gratas sensaciones que me produjeron su aclamada y multipremiada En la orilla, y cuando rápido como una centella, en cuanto leí su última línea, enrabietado como un chiquillo, escribí el artículo que después se incluiría en el sitio web de Tregolam. El país de los escritores, y que yo mismo subí a este blog en la entrada del pasado 9 de febrero de este año 2015. Y suscribo todavía las acaloradas reflexiones que entonces me produjo, pero hoy con la desgraciada desaparición de Chirbes, siempre lo es que un ser humano muera y más aún, diferencias apartes, que lo haga un escritor de esos que aunque no nos entusiasmen, son personas que piensan y que después tratan de volcar sobre un papel, y de la mejor manera que su talento les permite, dichos pensamientos. Por eso siempre me descubriré y guardaré un segundo de silencio ante ellos, ante gente como Rafael Chirbes, cuando nos dejan y nos dicen adiós o hasta pronto con un figurado y triste gesto en la mirada. Aunque lo único que con ello hacen no sea más que habernos tomado la delantera por un momento. Así que ahora, y a modo de sincero y sentido homenaje, propondría que echáramos un vistazo al que es posiblemente el mejor plano secuencia que este país, o Víctor Erice, ha rodado en los últimos años, y a los sones de En er mundo, el melancólico pasodoble que a mí (y no me preguntéis por qué) me hace pensar en la futilidad de esta vida y en viajar no sólo a El Sur sino a esas soleadas tierras y huertas valencianas que Rafael Chirbes acaba de dejar atrás. QEPD.





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