miércoles, 14 de septiembre de 2022

A BIENTÔT, MAÌTRE

El último maestro se nos ha marchado. Él era el ultimo cahier, el jefe y el último de aquellos jovenes salvajes y talentosos que cambiaron nuestra forma de ver el cine. Truffaut nos descubriría que existe un Hitchcock más allá de aquel "mago del suspense" con el que algunas mentes adormecidas querían hacernos comulgar. Rohmer nos trajo la comedia también mucho más allá de Hawks o Eustache nos regaló la incomparable La Mamain et la  Putain. Y así podríamos tirar hasta el infinito, el lugar que ahora, tened por seguro, ocupa Jean-Luc; el jefe, el que más sabía. El cine de antes y el de después le tiene a él marcando y custodiando la frontera. Quizás fuera un cascarrabias (¿quién no lo sería, hoy en día, después de salir de una sala de cine?), pero también ha sido y será irrepetible. Y como él mismo pedía en una de sus famosas boutades, quisiera ser inmortal y después morir. Sin duda, el jefe lo ha conseguido (¿o no es un jefe quien ha logrado filmar en 270 apabullantes minutos las Histoire(s) du cinema?)

Y si para muestra valiera un botón aquí os dejo con su particular y memorable adaptación de El  retrato oval, de Poe, que pusiera en imágenes en Vivre sa vie.



 

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