sábado, 19 de diciembre de 2020

MUCHAS COSAS, PERO NADA IMPORTANTE

Me acuerdo estos días, y lo hago muy a menudo (cosa rara porque las repeticiones me aburren, pero qué sé yo…), de un pasaje contenido en la novela Effie Briest, de Theodor Fontane que, posteriormente, inspiró a Rainer Werner Fassbinder para la realización en 1974 de una de sus mejores películas (¡fue una de las 3 que dirigió ese año!), con el mismo título que la novela más el añadido del apellido del escritor alemán, o sea, Fontane Effie Briest.

Y en ese pasaje, a menudo rememorado por mí  durante estos días (luego se verá porqué), dos amigo conversan y uno de ellos, con cierta trascendencia en sus palabras, le pregunta al otro qué es la vida para él, a lo que el amigo responde que la vida viene a ser como una gran cena donde se reúnen decenas, cientos de comensales. Y de repente uno de ellos se levanta y se dirige a los servicios. Cuando al de unos minutos vuelve a salir pregunta, azorado, a uno de los presentes, ¿qué ha ocurrido mientras he estado fuera?, ¿de qué se ha hablado? A lo que el interpelado contesta, ¿ocurrir?, ¿hablar? Sí, han ocurrido y hemos hablado de muchas cosas, pero de nada importante. Así que no te preocupes. Por lo que el primero, ya más tranquilo, vuelve a tomar asiento en la concurrida mesa.

Y es que yo así me imagino esta Vida, como la concurrida mesa de Effie Briest, donde se habla de MUCHAS COSAS pero, en el fondo, de NADA IMPORTANTE. Y más aún en esos tiempos “pandémicos” (y perdón por el barbarismo), en estos tiempos que corren-que-se-las-pelan. Porque pienso que se trata de la última jugada maestra que nos trata de colar este jodido sistema con el que nos empeñamos en con-vivir.

Porque cosas graves sí que están sucediendo y bastante más de lo que muchos piensan, pero para que esta gravedad no nos ponga en pie de guerra, ¿qué sería lo último que a nuestros mandamases se les ha pasado por sus siempre-inquietas molleras? Pues lo que decía el convidado a la cena de Effie Briest, que ocurran muchas cosas. O, ¿no nos cansan hasta la más profunda extenuación la ingente cantidad de noticias, de cosas, con las que a diario nos bombardean los mass-media, televisiones, prensas, radios, redes sociales, twitters; que si Donald Trump, que si el rey emérito, que si la vacuna contra el Covid, que si el Brexit, que si en Marte se ha encontrado hielo, que si el toque de queda, … que si qué sé yo.

Porque lo verdaderamente importante es hablar, como decía antes, de MUCHAS COSAS. Esto es lo decisivo y fundamental para que entre esa ingente multitud las individualidades pierdan importancia, se disuelvan pasado un rato como un efferalgam en un vaso de agua. ¿O no nos olvidamos, pasados apenas unos diítas, de aquello que en su momento nos pareció lo más terrible y vergonzoso?

Claro, si a lo terrible y vergonzoso lo enterramos, día tras días, bajo más y más morralla terrible y vergonzosa, de lo primero, ¿quién coño se acuerda?, ¿quién continúa dándole importancia que debería habérsele dado? Sí el comensal de la magnífica novela y película de Effie Briest o de Fontane Effie Briest tenía toda la razón: MUCHAS COSAS, PERO NINGUNA IMPORTANTE. Por ser precisamente muchas.

Así que en estas tareas andan nuestros informadores envueltos durante estos días. Resulta de vital importancia que todos los días, cada minuto y segundo cuentan, saquen a la luz todos las cosas que puedan ser iluminadas, se trate de lo que se trate, graciosas, tristes, chorradas, sesudas controversias, curiosidades, alarmas que quizás consigan apagarse… o no. Lo que sea, pero que todas juntas formen MUCHAS, MUCHÍSIMAS COSAS para que, de esta forma, nada resulte particularmente importante y podamos vivir como parece que nos gusta (cierto es que también parece ser la única manera que hemos ideado para soportar esta Vida), viviendo en y con la más pura insustancialidad e intrascendencia porque, en el fondo, quizás Woody Allen tuviera razón cuando un periodista le cuestionaba sobre la comedia y el contestaba, ¿comedia?, sí tragedia + tiempo. Claro, tiempo para que haya más y más cosas y que nada importe demasiado, demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario