Llevaba varios meses sin
aparecer por estas benditas e imprescindibles páginas de El desmarque. En realidad las razones han sido variadas. Un poco
por el trabajo, un nuevo libro cuyas correcciones me han tenido ocupado todo el
verano, pero sobre todo por la falta de alicientes deportivos que me hayan hecho
sentarme frente al ordenador. Y a mí esa motivación me resulta tan necesaria como
supongo que un trago de agua lo será para un maratoniano que desea aguantar los
Y la verdad es que estas
motivaciones deportivas han brillado últimamente por su ausencia. Los JJOO me
han pillado con el pie cambiado, a mucha distancia y con un océano de por medio
que se me ha hecho eterno y enormemente aburrido. Habrían sido unos JJOO para
olvidar si en algún momento los hubiese recordado. Vaya, que se me han pasado
sin pena ni gloria, y si para algo me han servido es para descubrir que el
volley-playa es una modalidad deportiva muy respetable (eso lo son todas) pero
que si alguno de aquellos venerables griegos de la antigüedad levantara el
pescuezo lo volvería a hundir en la tierra mediterránea con más vergüenza que
sorpresa.
Después nos ha venido el
fútbol, la Liga ,
ahora Santander, y la Champions y la Europa League. Nada verdaderamente nuevo en el
panorama, y además ya habrá tiempo de escribir algo sobre todo este enorme
negocio de la pelota rodando sobre un campo de hierba.
Y también empezó
Y han habido muchos otros acontecimientos
deportivos de los que ahora no me acuerdo y que habré dejado (mea culpa) pasar de largo. No se puede
estar a todo. Y el mundo del deporte da para muchísimas cosas. En realidad da
para todo. Es probablemente el resumen más aproximado y acertado de lo que es
la vida, esta existencia en que los humanos sapiens
llevamos enredados desde hace más de 150.000 años. Y para muestra un botón. Que
es de lo que voy a terminar escribiendo: ¿O sea que ahora voy a ponerme a escribir sobre golf (las imágenes incluidas me delatan)? Eso es, y sobre
Con la Ryder ,
que se celebra cada dos años, alternativamente en Estados Unidos y en Europa,
enfrentando a los equipos de USA y de Europa, el golf pierde el hieratismo que
a veces embarga a sus torneos y jugadores y se desmelena. Con la Ryder
surgen los puños cerrados y en alto cuando se emboca un putt, los abrazos sentidos cuando se realiza un approach espectacular como los
futbolistas se abrazan cuando se logra un gol decisivo en el último minuto de
la prórroga, y los gritos eufóricos y las explosiones de alegría en una grada
colorista y gamberra, sí, sí, gamberra, cuando un punto sube al marcador del
equipo al que se apoya.
El formato de
Sus reglas me parecen un increíble
ejemplo de un plan impecablemente trazado. Cada equipo, 2 capitanes y 12
jugadores, los 12 mejores jugadores del año por cada bando. Se juega sobre la
modalidad match play; es decir, no se
computan los golpes sino los hoyos ganados o perdidos. Y se juega según 3
modalidades. En los foursomes con 4
jugadores, 2 por cada equipo, cada equipo juega con una bola que golpea
alternativamente cada uno de los 2 miembros del equipo. Gana el hoyo el equipo
que lo hace en menos golpes.
En los fourballs también hay 2 equipos y 4 jugadores pero habrá 4 pelotas
y cada jugador golpea la suya. También ganará el hoyo el que lo consigue hacer
en menos golpes y con ello el equipo al que representa gana asimismo el hoyo.
Finalmente, el último día de
competición, se celebrarán los partidos individuales.
Un jugador europeo contra otro estadounidense. El que más hoyos gana de los 18 de
los que consta el campo ganará el partido.
Obviamente habrá partidos en
los que no se disputen los 18 hoyos. Si, por ejemplo, un equipo o jugador va
ganando el recorrido por 5 hoyos de diferencia y faltan únicamente 4 hoyos por
disputar el partido termina en ese momento con el resultado de 5&4, o sea 5
golpes a falta de 4 hoyos.
Por último, la Ryder
se decide sobre un total de 28 puntos. Se celebrarán 4 foursomes durante la mañana de la 1ª jornada y otros 4 foursomes durante la mañana de la 2ª
jornada; 4 fourballs durante la tarde
de la 1ª jornada y otros 4 durante la tarde de la 2ª jornada. Y por fin, los 12
partidos individuales (sólo aquí saltan al campo todos los jugadores
seleccionados; en el resto de modalidades y días es el seleccionador quien elige
a los 8 que disputarán los partidos descartando a los otros 4 jugadores).
En total, si se suma bien,
son 28 puntos. Cada partido ganado 1 punto, partido perdido, 0 puntos y partido
empatado ½ punto para cada equipo. En caso de igualdad final a 14 puntos el
ganador será el equipo que defiende el título conquistado hace 2 años, y
retiene el preciado trofeo, la Ryder Cup.
Quizás complicadillo de
entender, no lo niego pero apasionante, lo juro. Nunca Europa vibra como continente
y “equipo” como lo hace durante 
¡Ah! Y por cierto este año,
después de haber sido derrotados en las 3 últimas ediciones, los Estados Unidos
volvieron a ganar, 17-11. Pero para 2018 Europa ya está afilando los cuchillos;
un decir, por supuesto. En 2018
De cualquier forma ya lo habría
comentado Pep Guardiola, que de esto del deporte sabe un rato, la
Ryder Cup es la competición
deportiva más apasionante entre las que actualmente se celebran en el mundo.
¡Choca esos cinco, Pep!
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