jueves, 19 de noviembre de 2015

DOS CANCIONES, Y UNA POESÍA, POR SI ACASO


Ando dándole vueltas a un poemario. Quizás estos versos se contengan en él. Quizás no. Pero los trascribo aquí. Nunca se sabe.
 
Dos canciones

Ven,

sígueme siempre.

Aunque a veces

lo diga con mi particular

boca pequeña,

la bocca chiusa

que llama a Butterfly

durante el primo atto

sublime y frágil:

la que canta

a la ingenua,

a la que espera,

al sueño que se queda

y nos dice adiós agitando las manos,

flotando entre paneles vidriosos

de una China de juguete,

de afiladas esquirlas de cristal

que terminan

(ultimo atto)

fundiéndose en tu piel blanquísima.

Pero no pensemos en eso.

No lo hagamos todavía.

O mejor aún:

No lo hagamos nunca.

Y

ven, sí,

sígueme,

sígueme siempre.

Te espero y te persigo.

Yo invito. Entremos en una estrofa reducida

de esa mañana de domingo

que canta Lou

también con la bocca chiusa;

soñando con Butterfly,

posiblemente. Antes de que el crispado puñal

se hunda entre sus dedos.

Pero no pensemos en eso.

No lo hagamos todavía.

O mejor aún:

no lo hagamos nunca.

Y menos con la bocca chiusa,
 
mientras resuenan las campanillas

de una mañana de domingo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario