Estimado Ramón,
Únicamente
quisiera hacerte un pequeño comentario sobre el “excelente” año 2014 que el
Cine Español vivió, y al que tan a menudo aludes. Pero las cifras “cantan”. Y
eso leemos por todos los lados. El éxito económico de los 8 apellidos vacos, y Torrente
5 nos han echado un capote, qué duda cabe. Aunque como diría el bueno de
Harvey Keitel, y yo lo suscribo, en el Pulp
Fiction de Tarantino, vamos a dejar de chuparnos las pollas….
Porque
vamos a ver, las cifras y la recaudación son incontestables pero creo que no
hay que engañarse. Los caminos de los 8
apellidos y de los torrentes no sé
cuántos, ¿adónde nos llevan? A Roma, me parece que no. A algún recóndito
pueblecito perdido de
Y
es que, ante todo, deberíamos saber con quién o con qué cartas jugamos esta partida.
Y me aclaro. Hace unos años también las muy rentables Los bingueros de Ozores, con los inefables Pajares y Esteso al pié
del cañón, o los Polvos mágicos
dirigidos por un tal Bud Lee (sic)
con José Ramón Larraz y el pobre Alfredo Landa nos trajeron suculentos
dividendos y bonitos réditos con los que poder consolar nuestra siempre
maltrecha industria. Pero todos sabíamos lo que esas películas eran.
Llenábamos los cines para ver Los
bingueros o Los polvos mágicos
pero SABÍAMOS LO QUE VEÍAMOS Y LO QUE ESAS PELÍCULAS VALÍAN Y PARA LO QUE
VALÍAN: para entretenernos hora y media y olvidarnos de ellas en quince
minutos. Y también sabíamos que en el cine de al lado proyectaban, pongo
por caso, Apocalypse Now o Blade Runner y que esas películas eran
OTRA COSA.
Pero
ahora que anda todo tan revuelto me parece que también nosotros nos
hemos despistado. Y nos creemos, y el propio Segura se lo cree, que la
saga de los torrentes es una digna
sucesora de la comedia de Berlanga y que la película de Martínez Lázaro (sí, el
otrora ambicioso realizador de Las
palabras de Max, ¡el mismo!) va a suponer un insigne punto y aparte en
Si,
antes todo estaba menos revolutum. El
negocio era el negocio, o Los bingueros.
Y el arte era el arte, o Blade Runner.
Pero en estos tiempos en los que el pretencioso y arrogante dinero parece
haberse constituido en el único valor, en “lo único que vale” resulta que los 8 apellidos o los torrentes se pasan de listos, quieren ir a por los rolex y a por
las setas, a la vez, y no conformes con amasar fortunas quieren además hacernos
creer que son ARTE. Y no, eso no me lo trago ni con bicarbonato. Los apellidos y los torrentes habrán llenado las salas de cine, las arcas de la
industria y los bolsillos de muchos afortunados. Y yo, desde aquí, les doy la
enhorabuena. Pero que no me hagan comulgar con ruedas de molino. Al César lo
que es del César, se cuenta en
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