jueves, 14 de mayo de 2015

RAMÓN COLOM, PRESIDENTE DE FAPAE: CARTA A TUMBA ABIERTA


Estimado Ramón,

Únicamente quisiera hacerte un pequeño comentario sobre el “excelente” año 2014 que el Cine Español vivió, y al que tan a menudo aludes. Pero las cifras “cantan”. Y eso leemos por todos los lados. El éxito económico de los 8 apellidos vacos, y Torrente 5 nos han echado un capote, qué duda cabe. Aunque como diría el bueno de Harvey Keitel, y yo lo suscribo, en el Pulp Fiction de Tarantino, vamos a dejar de chuparnos las pollas….
 
Porque vamos a ver, las cifras y la recaudación son incontestables pero creo que no hay que engañarse. Los caminos de los 8 apellidos y de los torrentes no sé cuántos, ¿adónde nos llevan? A Roma, me parece que no. A algún recóndito pueblecito perdido de la Sierra del Quinto Pino, tal vez. Porque me imagino que tampoco nadie se atreverá a poner en tela de juicio que con estos "polvos" (y luego volveré sobre ellos), el empobrecimiento cultural o los "lodos" que este país sufrirá, en un plazo moderadamente corto, serán tóxicos y preocupantes.

Y es que, ante todo, deberíamos saber con quién o con qué cartas jugamos esta partida. Y me aclaro. Hace unos años también las muy rentables Los bingueros de Ozores, con los inefables Pajares y Esteso al pié del cañón, o los Polvos mágicos dirigidos por un tal Bud Lee (sic) con José Ramón Larraz y el pobre Alfredo Landa nos trajeron suculentos dividendos y bonitos réditos con los que poder consolar nuestra siempre maltrecha industria. Pero todos sabíamos lo que esas películas eran. Llenábamos los cines para ver Los bingueros o Los polvos mágicos pero SABÍAMOS LO QUE VEÍAMOS Y LO QUE ESAS PELÍCULAS VALÍAN Y PARA LO QUE VALÍAN: para entretenernos hora y media y olvidarnos de ellas en quince minutos. Y también sabíamos que en el cine de al lado proyectaban, pongo por caso, Apocalypse Now o Blade Runner y que esas películas eran OTRA COSA.

Pero ahora que anda todo tan revuelto me parece que también nosotros nos hemos despistado. Y nos creemos, y el propio Segura se lo cree, que la saga de los torrentes es una digna sucesora de la comedia de Berlanga y que la película de Martínez Lázaro (sí, el otrora ambicioso realizador de Las palabras de Max, ¡el mismo!) va a suponer un insigne punto y aparte en la Historia de la Comedia Española. ¡Y por favor! ¿Adónde pretendemos ir? ¿O a quién pretendemos engañar?...

Si, antes todo estaba menos revolutum. El negocio era el negocio, o Los bingueros. Y el arte era el arte, o Blade Runner. Pero en estos tiempos en los que el pretencioso y arrogante dinero parece haberse constituido en el único valor, en “lo único que vale” resulta que los 8 apellidos o los torrentes se pasan de listos, quieren ir a por los rolex y a por las setas, a la vez, y no conformes con amasar fortunas quieren además hacernos creer que son ARTE. Y no, eso no me lo trago ni con bicarbonato. Los apellidos y los torrentes habrán llenado las salas de cine, las arcas de la industria y los bolsillos de muchos afortunados. Y yo, desde aquí, les doy la enhorabuena. Pero que no me hagan comulgar con ruedas de molino. Al César lo que es del César, se cuenta en La Biblia. Y en esas películas el cine, al menos tal y como yo lo entiendo y lo he aprendido, brilla por su ausencia  Y en su lugar, el chiste fácil y patético, la chorrada de turno, el ritmo alocado y apresurado, el Parkinson más letal y sin sustancia, campan a sus anchas. Y que sigan campando, sí… pero que no nos tomen el pelo. Quien dijo Torrente dice Los bingueros, quien habla de Segura habla de Esteso y quien presume de 8 apellidos vascos presume también de mágicos polvos. Y punto pelota. Que ya somos mayorcitos y llevamos el dedo fuera de la boca desde hace años. Que hemos visto mucho cine. Y del bueno. Así que por cuatro duros, o por un excelente primer fin de semana que nadie pretenda colarnos el gato por la liebre. O los torrentes por los blade runners. Que hasta aquí habríamos llegado…

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