jueves, 7 de noviembre de 2024

SOBRE INUNDACIONES Y PRESIDENTES

A cuenta de las terribles inundaciones que han afectado a la parte mediterránea de este país nuestro, y sobre todo, a cuenta de los desagradables incidentes que padeció el killer, o our president, Pedro Sánchez en su visita a las zonas afectadas de las que tuvo que salir por piernas, en contra de la tensa tranquilidad que exhibieron Don Felipe y la reina Letizia aguantando el chaparrón y el tipo y dialogando con las víctimas, he llegado a la conclusión de que nuestros políticos tampoco van al cine. Porque, en caso contrario, hubieran sabido lo que se les iba a venir encima y actuado en consecuencia. Sólo hubiera hecho falta que escucharan a Bob "el inglés" hablando después de un refrescante afeitado en esa imprescindible maravilla que algunos llamamos Sin perdón, y el toro no les hubiera cogido. 

Y ahora voy a apuntarme a otro detalle sobre el que no muchos parecen haber caído. Yo, por lo menos, no he oído a nadie comentar nada a este respecto. Y que también tiene su contacto con esto de reyes y presidentes, aunque en un sentido diferente ya que me habría venido a la cabeza a cuenta de las recientes elecciones estadounidenses, a propósito del país que presume, y muchas veces con razón aunque nos duela reconocerlo, de ser una de las democracias más consolidadas y progresistas del mundo-mundial, de resistirse aún a dar permiso o un paso al frente para colocar a una mujer a los mandos de la Casa Blanca. Primero habría sido Hillary Clinton. Y pinchó hueso. Ahora ha sido Kamala Harris. Y con el mismo resultado: hueso también.

Y no dudo que los más sesudos analistas podrán encontrar a este hecho múltiples explicaciones, aunque yo también, ¡faltaría más!, tengo la mía, y sinceramente pienso que las habrá tan buenas como ella, pero mejores, imposible. Así que voy de chuleta, pero me explico que ya va siendo hora. Porque es un hecho que los Estados Unidos no han conocido a la Monarquía como forma de gobierno pero esta Monarquía, como quien no quiere la cosa, abre sus puertas para que una mujer, si le corresponde por línea sucesoria  
y sobre esto no habría que hablar más entonces, que una mujer, decía, se coloque sobre su cabeza la corona que le distinguirá como Reina del país. Y después ya estaría: la ecuación se resuelve de forma muy fácil: si una mujer puede ser Reina, ¿por qué no va a poder ser Presidenta? Y ahí tendriamos a los británicos con Margaret Thatcher. Porque, ¿quién podía decir nada en su contra, y en función únicamente de su sexo, cuando la reina Isabel ha ocupado el trono inglés durante 50 años? Y estirando el chicle, ¿no es, por contra, una casualidad que Francia, la República que acabó con la Monarquía bajo las afiladas garras de la guillotina, no haya conocido tampoco, al día de hoy, una Presidenta?

Con lo cual, y alargando aún más el chicle, me habría venido también a la cabeza que, en contra de lo que tradicionalmente se piensa, quizá la Monarquía lleve adosada a sus presupuestos una refrescante modernidad en tanto que incluiría en sus postulados la tan necesaria igualdad de sexo y que nos pillaría, pero sólo porque no lo habríamos pensado antes, con el pié cambiado. Aunque de esta forma, nosotros España, los españolitos y españolistas que en ella vivimos, podemos vernos agraciados con una suerte inesperada. Y sin que fuera Navidad.

Y pensaría, entonces, en la bellísima princesa Leonor accediendo a la Jefatura del Estado en su condición de Reina legítima. Y no dudaría que si en esos momentos acertamos a abrir las ventanas, la modernidad entraría y nos caerá encima como agua de mayo. La reina Leonor, y lo presiento por todo lo que llevo escrito en esta entrada, nos limpiará como se limpia a los niños de teta- ¿o no es lo que somos por ahora?-  de muchos de los complejos que históricamente llevamos encima y que no nos los quitamos ni con aceite hirviendo. Pero no lo habría que dudar, yo no lo dudo por lo menos, que una reina Madre nos haría, por fin, hombres- y no me refiero al sexo, ¡que todo hay que decirlo!; y seríamos, ¡por fin!, un país de hombres que ha aprendido a vestirse por los pies. ¡Sí, por fin! Y la reina Leonor habría tenido mucho que ver en todo ello, mientras, posiblemente, el flamante País de las Barras y Estrellas continúe esperando a una Mrs. President.

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