domingo, 7 de agosto de 2022

APRENDIENDO A ESCRIBIR (I)

 

Si algo parece haberse extendido, durante nuestros días, y con los mejores precios e intenciones (no lo dudo), son los Cursos/Talleres de Escritura. ¡Vaya, que allá donde vas te encuentras con uno de ellos, donde te prometen que, si lo intentas de verdad, acabarás escribiendo bien!

Porque, hoy, parece que a todo dios le ha dado por escribir. Hasta el extremo de que si no sabes escribir, es como si fueras mudo. No me cabe duda de que el masivo (y terrible) uso del whatssup ha contribuido lo suyo a semejante moda que, por lo visto, no tiene trazas de pasarse, y valga la redundancia, de moda, por lo menos a corto, medio o… largo plazo, ¿o quién podría saberlo a estas alturas?

Así que, enarbolando mi modestia por bandera, os apuntaría una norma que, a menudo, dejamos inconscientemente dejar pasar de largo como si ella, la norma en cuestión, no fuera con nosotros, los potenciales escritores. Y esta norma partiría de aquel adagio que asegura, que mal está lo que mal empieza, y al que yo, cambiándole el adjetivo, trastocaría por un bien está lo que bien empieza.

Lo que, quizás, pudiera sonarnos excesivamente aventurado. No hay duda que desde que se empieza hasta que se acaba, pueden ocurrir tantas cosas, podemos vernos envueltos en tales jaleos, que aquello que estaba bien en la página 1, termina convirtiéndose en un auténtico disparate en la página 10. Esto es innegable. Y contra esto, me temo, poco podemos hacer, más que aplicarnos con una atención mayúscula primero, en cada palabra, luego, en cada frase, luego en cada párrafo y así sucesivamente.

Resulta innegable que debemos aprender a ir poco a poco. Y si a un principio bueno, le sucede una buena continuación, y a ésta otra, y a ésta otra, y así hasta alcanzar, por ejemplo, la página 200, podremos asegurar que estamos en condiciones ideales de pergeñar un buen trabajo. Claro, siempre que la extensión final de la novela, si es que se trata de una novela, no se nos salga de madre.



Y cuento todo esto al hilo de Cita en Samarra, la primera novela escrita por John O´Hara, publicada en 1930 y que ayer empecé a leer. Y si su principio, ¡el prólogo y el mismo título!, no enganchan es que ya no entiendo nada de nada. Yo, por lo menos, he mordido el anzuelo y estoy deseando que me lleguen los ratos libres para continuar devorando la novela. Y todo por culpa de ese prólogo y título que me predisponen (desde ya) a esperar lo mejor del trabajo de O´Hara, confiando en lo que anteriormente proponía: que, por esta vez, lo que bien empieza bien acabe: apunte y guía fundamental que todo trabajo literario que se precie debería mantener como frase de cabecera. Empezar bien y…. seguir bien. Porque sin lo primero… nunca obtendremos lo segundo.

Y ahora, y sin más tabarras, os dejo aquí abajo con el prólogo y el título de Cita en Samarra, y vosotros diréis si O´Hara empieza bien y si os apetece seguir pasando las hojas. Porque a mí el anzuelo se me ha incrustado en el paladar. Pero sin dolor. Incluso lo “padezco” como la mayor gozada que he saboreado durante los últimos meses. Ahí van:

(Prólogo)

HABLA LA MUERTE

Cierta vez, un comerciante de Bagdad envió a su criado a comprar provisiones en el mercado. Al poco rato, volvió éste pálido y tembloroso, y dijo: “Señor, hace un momento, mientras estaba en la plaza del mercado, he sido empujado por una mujer que se hallaba entre la multitud y, al volverme, he visto que era la Muerte”. Me ha mirado y ha hecho un gesto de amenaza. Préstame tu caballo para que me aleje en él de esta ciudad, y así evitaré mi destino. Marcharé a Samarra., y allí no me encontrará la Muerte.” El comerciante le  prestó el caballo. El criado montó, picó espuelas y emprendió la marcha a toda la velocidad que podía galopar el caballo. Luego, el comerciante bajó al mercado y, descubriéndome entre la multitud, se acercó y me dijo: “¿Por qué has hecho un gesto de amenaza a mi criado cuando le has visto esta mañana?” “No ha sido un gesto de amenaza- respondí-, sino de sorpresa. Me extraño verle en Bagdad, cuando esta noche tengo un cita con ´él en Samarra.” W. Somerset Maugham.

(Título)

CITA EN SAMARRA

¿Habría alguien a quien no le tentara seguir leyendo la novela de O´Hara? Que levante la mano. Las mías las tengo bien metidas entre las páginas de Samarra, esperando la señal de salida.

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