El deporte no para. Esto es
como una partida de mus. Cuando no se está atento todo “pasa” y “se fue”. Y
luego ya no vale decir que tenías pares. Ha pasado. Se fue.
Por eso las correcciones que
he tenido que hacer estas semanas a un libro que espero se publique en
septiembre me han dejado fuera de juego, como a ese sufrido y lento jugador de
mus, Pero gracias al increíble invento de la “televisión a la carta” he podido
resarcirme y mantenerme en el juego. Aunque sea a deshoras. Y en diferido.
Pero que me sirva para
levantar acta de aquello que más me ha llamado la atención y/o de aquello que más
me ha hecho disfrutar:
Las grandes ligas del fútbol
europeo, a la espera de
Aunque Ranieri ya se lo habría
advertido a su modesta plantilla antes de comenzar la competición. Atentos
muchachos, venía a decir para armarles de moral, ésta es una Liga muy rarita. Lo que no era sino otra manera
de de decir que
Y así de bonito le luce el
pelo a la Premier.
La incertidumbre genera diversión y competitividad y la
diversión y la competitividad, interés y estadios llenos.
No en vano la Premier
es, y seguirá siéndolo, la Liga
más atractiva del mundo. Un somero repaso a la clasificación final de esta
Temporada 2015/16 nos ayuda a entenderlo. Leicester
City 81 puntos, 23 partidos ganados, 12 empatados y 3 perdidos; 68 goles a
favor y 36 en contra.
Lo que ha sido posible, y
esto parece que a mucha gente se le olvida, gracias a que, entre otros, el United, el Manchester City, el Arsenal,
el Liverpool, el Chelsea; vaya los gallitos ingleses, se han pegado de morros contra
los adoquines de la derrota. Arsenal,
20 partidos ganados, 11 empatados y 7 derrotas; Manchester United, 19, 9 empatados y 10 derrotas; Manchester City, el mismo y pedregoso
sendero: 19, 9 y 10 derrotas; Liverpool,
16, 12, 10 derrotas; Chelsea, idem de idem: 16, 12, 10 derrotas y, por no agotar al personal, el
moribundo Newcastle, 9, 10 y ¡19
derrotas!
¡Sí, cuánta razón tenía el
bueno de Claudio: sí, una Liga bastante rarita y… apasionante! Justo lo
contrario, para entendernos, que la nuestra, donde los ronquidos resuenan en
las butacas de casa y en las de los estadios ni tan siquiera eso, ya que cada
vez se escuchan menos ronquidos pero porque cada mañana o tarde hay menos
aficionados que deciden comprar una entrada para sestear a la intemperie.
Echemos un pequeño vistazo a
la clasificación final porque hasta sus números aburren y anestesian: Barcelona, 29 partidos ganados, 4
empatados y 5 perdidos; ¡112 goles a favor! y 29 en contra; Real Madrid, 28, 6 y 4 derrotas; 110
goles a favor y 34 en contra. El Leicester
City mismo apenas hubiera sido 4º, a ¡10 puntos del Barcelona!
Y algún despistado podría
preguntarnos, ¿es que en esta Liga los demás equipos, que no son ni el Barcelona ni el Real Madrid (que este año nos perdone el muy meritorio Atlético), juegan con 10 o con los pies
atados? Y nosotros le responderíamos que no, que lo que pasa es justo lo
contrario a aquello que Ranieri decía de la Premier ,
esto es, que la nuestra es una Liga normal, esto es, predecible, por usar un
adjetivo en las antípodas de “competitiva”; vaya, un auténtico ladrillo.
Claro que luego el Real Madrid gana 
Pero que, este año, todo sea
por el Real Madrid y por su.. ¿11ª? Champions.
Pero a mí me da igual la cifra si la “orejona” se levanta al precio de tener
una competición nacional en la que se respira el “ambientazo” de aquellos
fumaderos de opio que vimos en Érase una
vez en América, otra película, la última de Sergio Leone.
Y sí, iba a hablar de más
cosas, pero se me acaba el espacio. Se
fue. Pero aunque sea de pasada, hablar de Iker Irribarría, el fenómeno
guipuzcoano de 19 años, flamante y alucinante vencedor del reciente Manomanista
y que, como el Tiger Woods de sus mejores años, nos va a obligar a alargar los
campos o los frontones, en nuestro caso. Pero este chaval de Arama parece que
va en serio con su golpe bestial, su sangre fría, su cara de “yo-no-he-sido”,
de no haber roto un plato en su vida. O hablar, y no pararía, de los Warriors, con su histórico 73-9 en
Temporada Regular que, después de unos apasionantes playoffs, se enfrentan a los Cleveland de un LeBron James con ganas
de revancha, que seguro quiere ajustarle las cuentas a un Curry demasiado
unánimemente ensalzado, en unas finales que prometen tanta o más emoción y
espectáculo; unos playoffs, y unas finales
raritas, como las calificaría Claudio; tan raritas como normalitas están siendo
y serán las nuestras, las de 

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