martes, 27 de enero de 2015

CONFERENCIA SOBRE CINE EN LA UPV: UN ANEXO

Desde hace varios meses llevo dándole vueltas a la idea de añadir un anexo a la Conferencia que pronuncié en la UPV el pasado año, y cuyo texto recogí en este blog, en la entrada de 21 de febrero de 2014 con el escueto título de Conferencia sobre cine en la UPV, aunque en realidad el título de la charla fue El salto (en el vacío) del corto al largometraje: el 2º acto.

Y el anexo en cuestión vendría a referirse a un extraño fenómeno que, con el tiempo, he pensado que se da casi exclusivamente en nuestro cine; éste sería, el cine que venimos realizando en Euskadi y, por extensión, en esta "piel de toro" o en este "jarrón mal pegado" que a menudo cita el Sr. Alcántara en sus columnas de El Correo. Y es que después de haber asistido en calidad de "seleccionador" a varios Festivales de Cortometrajes he llegado a la extraña conclusión de que el mencionado salto en el vacío debido, y resumo la mencionada Conferencia a tope, a la inconsistencia, cuando no fragante, ignorancia con la que nuestros guionistas y directores desarrollan los 2º actos de sus respectivos largometrajes, obedece no tanto a esa malévola herencia de no necesitar trabajar los 2º actos en los cortometrajes sino a la directa realidad de que esos cortometrajes están producidos y realizados en nuestro "jarrón mal pegado".

Porque los cortometrajes "patrios" tienen, en general, esa inequívoca (y malévola) marca: los 2º actos casi no existen. Y la tienen ellos, casi en exclusiva. Y hasta tal punto esta marca de fábrica sería un copyright made in Spain que apostaría a que reconocería uno de nuestros cortometrajes entre decenas enviados desde cualquier otra parte del mundo por esa hendidura, por esa cicatriz en la frente, o por esa marca: inicio original y/o explosivo; 2º acto, insustancial; y finale, sorprendente.

Y si esto lo pensaba yo pensaba como una característica, más o menos, general o global que afectaba a todos los cortometrajes, resulta que no, que no es así, que el fenómeno se reduce a un país en concreto; y más en concreto, al nuestro. Hasta el punto de que (con alguna pequeña salvedad, de la que ahora además no me acuerdo) me atrevería a afirmar que si me niego por principios a aceptar, sin darle la consabida vuelta de tuerca, ese barato, fachota, simplón y recurrente slogan de Spain is different, tal vez no esté tan seguro de no reconocer, plegando los hombros y maldiciendo la cruda realidad, que sí, que el Spanish´s Shorfilm is different. Que sólo pasa aquí, que los 2º actos de los cortos nos los pasamos por el forro de los c... Que aquí, y sólo aquí, damos en la diana cuando sostenemos que el salto del corto al largometraje es, efectivamente, un (escalofriante) salto en el vacío que a menudo se salda con cientos de cuentas corrientes en números rojos y, lo que es peor (por lo que tiene de humano), con cientos de crismas rotas  e irrecuperables para la causa.

¿Y los motivos de todo esto? Esperemos con tranquilidad a otra entrada. Que garantizo no será por la espalda. Ni a traición. Y pensemos, mientras tanto, en una respuesta.

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