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Ahora sin ir más lejos, y mientras escribo estas líneas, los Warriors, 7º cabeza de serie del Oeste, han eliminado a Houston, 2º cabeza de serie, endosándoles en su propia casa ¡un concluyente y sonrojante 89-103 en el 7º partido!, y Minnesota, 6º cabeza de serie, a los Lakers, 3º cabeza de serie y con LeBron y Doncic, por un quién-da-más, 1-4. Y seguiremos con las "sorpresas" entrecomillas, ya lo veréis: las cuatro semifinales que han comenzado con un 0-1, y esto sigue: la Regular Season no vale para nada.
Así que, de la misma manera y por motivos semejantes, el otrora espléndido All Star Game ya pasó, hace algunos añitos, a engrosar los expedientes de la más flagantes tomaduras de pelo. Pero parece ser que no se quiere que el agua nos llegue al cuello. Menos mal. Porque ayer leí, no me preguntéis dónde, que los mandamases de la NBA se están pensando muy seriamente modificar la forma en que este Partido- sic- de las Estrellas se juega- sic. Habemus papam!, ya que estamos. Porque muchos hemos sido ya los aficionados que nos hemos desconectado de esa chapuza sobre la que navega- a la deriva- el otrora espléndido All Stars Game de la NBA al punto de que, en muchas ocasiones, los ronquidos no nos dejan escuchar el partido- sic. Aunque, siendo malos-malotes, nada perdemos con ello y sí, por el contrario, ganamos 4 horitas añadidas del sueño más reparador, que nunca están de sobra.
Pero seamos serios, no malotes. Nos gusta el basket. Así que tratemos de arreglar el desaguisado. Yo, por lo menos, sí que lo intento y algunos amiguetes han sido testigos de mis ocurrencias en forma de salvavidas. Y habría llegado la hora de poner pie en pared, y decirlo a las claras, con la intención de que esta propuesta llegue, por ejemplo, hasta los oídos de Adam Silver, actual Comisionado de la NBA : HACER DEL PARTIDO DE LAS ESTRELLAS, UN PARTIDO EN EL QUE SE ENFRENTEN LOS ALL STARS NORTEAMERICANOS, O SEA EEUU + CANADA, CONTRA LOS ALL STARS VENIDOS DEL RESTO DEL MUNDO.
Y lo garantizo. Ahí sí que, desde el salto inicial, saltarían chispas. El orgullo noteamericano estaría puesto en la picota por aquellos que, a mucha honra, no han visto la luz de este mundo detrás de una cotina de Barras y Estrellas. ¿Y quién podría dudar de que el más sano pique, las rencillas mejor suturadas, se establecerían entre Doncic y Shai Gigleus-Alexander, por ejemplo, o entre Jokic y Karl-Anthony Towns, por otro ejemplo? Yo lo planteo. Ahora que sean ellos los que pongan manos a la obra.
Aunque habría que asumir, no lo oculto, que tal vez jugar con el cuchillo entre los dientes, a mitad de Temporada Regular, y sin que el resultado del partido vaya, realmente, a ninguna parte salvo a las hemerotecas, no sea tan del agrado de los propietarios de los equipos. El temor a quedarse sin una de sus estrellas para el resto del año a cuenta de un violento lance- sí, cuchillo entre los dientes- durante la disputa del Partido, seguramente retrotraiga a más de uno y le haga dudar de mi propuesta. Arriesgarse a llenar las enfermerías y cargar con una pila de lesionados no es plato de gusto para nadie y convertir una Fiesta- de eso se trata, ¿no?- en un doloroso recuento de heridos, menos todavía. Claro, la solución estaría donde siempre está: en ese término medio del que nos hablaba Aristóteles hace casi 3000 años. Así que cada cual elija: o siesta o partido de verdad... cruzando los dedos: las lesiones que pasen de largo.
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