Escribo a cuenta de las imágenes de la Ceremonia de entrega de trofeos de Roland Garros 2025, en las que se recoge al Pte. de la Federación Francesa de Tenis, de cuyo nombre no me acuerdo, y no me apetece recurrir a la wikipedia, al subcampeón del torneo, Jannik Sinner, al ganador, Carlos Alcáraz y al gran y mítico André Agassi, posiblemente el único ser humano presente en la mencionada Ceremonia.
Porque no sé si el Pte. pero tanto Jannik como Carlos se me antojan más humanoides creados por una insensata IA que hombres de carne y hueso; hombres como Agassi que me hacían disfrutar en su epoca, subirme por las paredes, apretar los puños y animar como un poseso.
Ahora tanto Carlos como Jannik- y muchos otros- son máquinas de jugar al tenis, ajedrecistas con raqueta. Parece que no sudan, que no se desgastan, siempre a tope como si les hubieran dado cuerda y ésta no se agotara nunca. No en vano ell 5º set fue el mejor de la Final. Y si el partido duró más de 5 horas- récord para una Final de Roland Garros- no me cabe nnguna duda que bien podria haber durado otras cinco, que ni Jannik ni Carlos hubieran protestado- sí, auténticas e inflexibles máquinas engrasadas al dedillo. Sin dejarse nada en el tintero.
Después llegaría la mencionada Ceremonia de Clausura donde todo se repite milimétricamente, y si hay en ella algún elemento desconocido se pasa de largo y se continua tal cual, todo muy mecánico (cfr,- la presencia como invitado de piedra del hermano de Carlos en su box, cuando Carlos, exultante, sube a él, se abraza con su team, se abraza con sus padres, porque eso es lo que toca, pero la máquina no detecta la imprevista figura del hermano y Carlos pasa de él y el hermano, claro, m´mas solo que la una, fuera de sitio).Y por último, los discursos. Podéis imaginar que, tratando con máquinas, cualquier atisbo de emoción, de salirse del guión- o de las instrucciones incluidas en sus programas- o pedir de las palabras pronunciadas cualquier rasgo de humanidad, hubiera sido como aquello de pedir peras al limonero.
Sí, a este paso el lugar hacia el que dirigimos nuestros vidas humanas no me gusta ni torta.
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