Nunca me lo hubiera imaginado, pero el otro día escuché la Sonata para violín y piano nº 8. de Ludwig Van Beethoven, y cuál no sería mi sorpresa cuando durante el tercer movimiento me vi trasladado a Viena (¿o acaso no fue la capital austríaca donde el insigne músico murió?), pero también a la Viena que Carol Reed retrató y a la que Anton Karas pusiera música con su inolvidable cítara (¿o acaso el "parecido razonable" no sería sino un guiño de Karas a la memoria de su colega?).
Yo, por si las moscas, aquí os dejo las dos piezas, y a ver qué os parece o a ver si me he vuelto loco, que todo es posible en estos tiempos:
Beethoven
Karas
No hay comentarios:
Publicar un comentario