miércoles, 23 de julio de 2025

EL MONT VENTOUX Y MUSSORGSKY

 

Llevo años desconectado del ciclismo. Reconozco que los continuos casos de dobaje me tiraron los ánimos por el suelo. Y por fin la puntilla: el caso Armstrong, del que yo era un ferviente seguidor, por aquello de que había resurgido de sus propias cenizas depués de un inoportuno cáncer- ¿cuál no lo es?- de próstata, terminó con mi vieja afición.

Lo cual no quita para que aún hoy ande echando un ojillo, de vez en cuando, a aquello que se cuece en las Grandes Vueltas o en las Clásicas de un día (Mundial ,incluído). Y ayer, por ejemplo, tocaba Tour. Y la etapa era una de mis favoritas con la ascención final al espectacular Mont Ventoux, el Monte Ventoso o el Monte Pelado, como popularmente se le conoce a cuenta del parecido que muestran su últimos kilómetros con el suelo lunar. Allí falta el aire, ni a la más mísera brizna de hierba se le ocurre asomar el morro, y allí un violento ataque al corazón fulminó al extenuado camppeón Tom Simpson.en 1967.

Pero volviendo la vista 600 años hacia atrás veríamos entonces al insigne Petrarca, que conocía bien la región por haber vivido en Aviñón entre 1333 y 1349, escalando el Mont Ventoux en 1336, cosa que explicaría en una carta a un amigo- carta que es, actualmente, considerada uno de los primeros productos del Renacimiento y del Humanismo ya que Petrarca haría la ascención inspirado en un pasaje de la Historia de Roma, de Tito Livio. Por todo ello suele considerarse a Petrarca como el padre del alpinismo ya que, según afirmaba, él quería escalar el Mont Ventoux sólo para poder disfrutar de las vistas. Petrarca subiría a la cima el 26 de abril en compañía de su hermano y dos personas más.

Pero ayer, viendo el final de la etapa me vino también a esta alborotada cabeza la bonita Noche en el Monte Pelado, del compositor ruso Modest Mussorgsky orquestada brillantemente por Rimski-Kosakov. Y volví a escucharla. Y volví a flipar. Aunque después descucbrí que el Monte Pelado de Mussorgsky no es el Monte Pelado que se atraviesa en el Tour, sino uno que se encuentra cerca de Kiev.

Pero el error lo hizo posible y una cosa me llevó a la otra. O la bonita victoria del joven francés Valentine Pairet Paintre haciendo cumbre en la Luna con una bicileta, al inolvidable trabajo de Mussorsgky. Yo aquí os dejo las dos. Son las cosas que tienen los errores; son las cosas que tiene Internet.




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