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Y es que la Final no fue un partido
bonito. O no respondió a las expectativas. O que, por lo menos, no respondió a mis expectativas. Porque, en realidad,
en esos 90 minutos, sucedieron cosas que no me gustaron ni un pelo.
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En cuanto al segundo, la
antológica chilena del propio Bale, disfrutarla o nada qué decir, aunque el
acrobático vuelo de Karius, el portero del Liverpool que se dejó las puertas
abiertas y las llaves en casa, volvió a resultar decepciónate y feo. Se estiró sí, pero ¡con las manos
en los bolsillos!, como un aplicado alumno al que se ha cogido en alguna cagada
y recibe, por ello, una agria reprimenda.
Si Karius hubiera sacado los
brazos tal vez nada habría cambiado, o sea que la chilena de Bale hubiera
acabado, igualmente, en el fondo de las redes y que el segundo gol del Real hubiera
subido, igualmente, al marcador. Pero igual
no: quizás el meñique de Karius hubiera tocado el disparo de Bale y hubiera
desviado el balón lo justo para que éste hubiera salido lamiendo, con la
puntiiita de la lengua, el larguero. Quién sabe. Pero de lo que nadie me va a
sacar es del convencimiento de que, con una estirada de Karius, como Dios
manda, el gol habría resultado más bonito. Sí, bonito. Lo que no fue el partido.
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Sí, Ramos cazó a Salah en otra
fea acción que me recordó los
placajes que sufren, a veces, los quaterbacks
en los partidos de fútbol, pero americano, y en los que los defensores se
emplean con particular dureza, y después se felicitan entre ellos dando saltos
de alegría por la proeza lograda: derribar al quaterback.
Claro, que Ramos ni ninguno
de los suyos realizó semejante bailoteo ni mostraron esa alegría incontenible.
No hubiera estado bien. Y ellos no estaban jugando un partido de fútbol…
americano. Pero que no lo jugaran o que expresaran esa alegría no quiere decir
que no la sintieran. Estoy seguro. Y que tampoco venga ahora nadie y me acuse
de escribir que Ramos lesionó a Salah a
propósito. No, eso nunca. Como tampoco ese defensor de fútbol americano
quiere mandar al quirófano al quaterback
al que placa como un bestia, pero que si sucede, bueno, gafes del oficio o que
no se hubiera puesto en medio, o que no hubiera sido tan bueno… Visita de
condolencias al hospital y asunto zanjado.
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