El mismo día lo vi en el mismo periódico.
Después de que el todopoderoso Barcelona derrotara al modesto
Getafe 0-2, y mientras el jugador local Víctor Rodríguez atendía a los medios
de comunicación en la sala de prensa del Coliseum
Alfonso Pérez, y me imagino que con más ganas de irse a casa que un Casco
Azul patrullando las aceras de Teherán, ahí que entra como elefante en una
cacharrería el de siempre, el niño bonito y plomazo Gerard Piqué, ataviado con
mascara y disfraz por la fiesta de Halloween, interrumpiendo las declaraciones
de Víctor Rodríguez y soltando gritos y prepotentes cachondeos. Y sólo me
pregunto. ¿Hubiera hecho la misma mamarrachada el muchachote de Barcelona si el
resultado, por ejemplo, hubiera sido a la inversa, 2-0 a favor del Getafe?... ¡Qué lástima!
Y por eso me volví rápidamente hacia el sabio diccionario. Por
si encontraba respuestas. Y busque en la “T” de “tonto”. Y sí, menos mal, ahí
estaba él.
Tonto
Y ese mismo día leí también en el mismo periódico que
durante las celebraciones en Twinkenham, el templo del rugby, del título de
Campeones del Mundo por los All Blacks Charlie Line, un niño de 15 años, trató
de acercarse a Sonny Bill Williams, el tres cuartos centro de Nueva Zelanda,
1,94 de altura y 108 kilos de peso (Piqué también está con 1,92 y 84kgs aunque antes que "grande", él es tonto). Pero cuando Charlie corría fue agarrado y tirado al suelo por un guarda de seguridad. Y el crío, ante la imponente estampa de Sonny Bill, cayó a sus pies, desolado y con la mirada implorante. Y entonces Sonny
Bill le ayudó a levantarse, le abrazó y conversó con él. El
fisioterapeuta de los All Blacks colocó al chaval un gorro de lana del equipo.
Y con Sonny Bill Charlie se acercó hasta la grada y, en un gesto fuera de toda norma, el centro
neozelandés le entregó su medalla de oro. Y añade la noticia unas
declaraciones de Sonny Bill, “yo sólo traté de que esa noche fuese inolvidable para
el crío. ¿Quién sabe? Tal vez sea un futuro all black. Los compañeros me
gastaron muchas bromas en el vestuario porque la medalla es de oro macizo. Pero
prefiero que esté colgada del cuello de ese niño que en mi casa. Él la
apreciará más.”
Y pensé entonces en los dos. En el gran pero tonto Piqué y en el grande-grande Sonny Bill. Y me sorprendí por las distancias siderales que pueden existir entre
unos “animales” exteriormente tan parecidos. Y busqué de nuevo en el sabio diccionario. Por
si me aclaraba la duda. Y sí, él estaba ahí: en su sitio. Y me quedé más tranquilo. Sí, justo en
la “G” de “grande” estaba Sonny Bill:
Grande
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