
Hace unos meses cuando se proclamó Campeón del Manomanista
dije de él (en la entrada en este mismo blog del 25 de junio de 2015: El manomanista no se merece semejante txapuza) que era un campeón con asterisco (Campeón*) ya que su pase a la Final se había producido de rebote (y valga la paradoja), después de
que Oinatz Bengoetxea, el finalista por méritos propios, tuviera que renunciar
a jugar el partido decisivo...