15 de enero de 2025
Ayer volví a ver La Estrella Azul, la deslumbrante ópera prima de Javier Macipe que es, para mí claro, la Mejor Película Española del Año y con una sustancial diferencia respecto a la siguiente. No es que me espere gran cosa- tal y como están los tiempos- pero todo lo que no sea que se alce con el Goya que acredite su enorme valía, sería un despropósito. Uno más, sí. Pero no perdamos la esperanza. Porque para el sábado dispongo de otra bala en el revólver o de una entrada para la representación de Tristán e Isolda en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Y quizás el domingo, si el cuerpo me responde, suba hasta Miribilla para ver jugar a Martxel Iztueta, la joven promesa de la Pelota, auténtica revelación, para mí sí, del Campeonato de Parejas y al que, con su desparpajo, es una gozada verle atizar a la pelota como si le debiera dinero; dicho esto con el permiso del mítico Jaime Ugarte. Y creo que por esta semana ya voy bien servido.
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