martes, 31 de diciembre de 2024

FINALICEMOS EL AÑO COMO DIOS MANDA

Esto es, viniendo de mí, con un poema en el que trato de recoger los mejores deseos y hacerlos extensibles a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, porque a aquellos o aquellas que no la tienen, ¡QUE LES DEN! 

Año Nuevo,-

Cuando

los matasuegras y las cintas de colores

se hayan terminado avisadme

y bajaré a comprar más.

Llevo suelto. No importa.

Porque es mi intención que el Año Nuevo

se prolongue sine die,

que el sano cachondeo y las risas

nos provoquen un esguince en los labios,

que el frío de Enero nos caliente

las ganas de vivir, que la tristeza

se prohíba bajo pena del más aburrido

e inconmutable arresto domiciliario.

Y que el Niño Jesús continúe siempre cerca,

durmiendo tan tranquilo,

abrigadito entre las mantas

para así poder recurrir a Él

siempre que nos falte el buen humor.

Y que el vinus,

como a los gloriosos romanos,

no nos traiga la resaca sino la veritas

que nos congracia con la vida

sin hacernos eternamente felices.


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