Yo me preparé muy bien. Incluso le compuse una oración a San Mamés para que nos ayudara a traernos la Copa a Bilbao después de 40 años. Y el Santo se portó. Nunca falla. Por eso, ¡gracias, San Mamés! Y por si os pica la curiosidad, ésta es la plegaria que pronuncié antes de que balón comenzara a rodar, es un decir, en el impresentable, y esto no es un decir sino una lamenttable realidad que debería descartar ipso facto al campo de la Cartuja entre las candidatos a albergar cualquier partido que se pretenda mediadamente serio.
Oración a San Mamés,-
con motivo de la Final de Copa 2024
Querido San Mamés
baja la marea rojiblanca
hasta las riberas de Sevilla,
cargada de ánimos y de alegría.
Quiere traerse
la Copa de vuelta
y no quiere que nada
enturbie este alirón.
Esta vez, no nos merecemos
otro disgusto, querido San Mamés.
Han pasado 40 años
desde que pusimos las manos
sobre tan preciado trofeo,
y 40 años son muchos años,
y si no pregúntaselo a Moisés
que también se pasó ese tiempo
en las arenas de un desierto,
como nosotros lo hemos estado
sin llevarnos un miserable trago
a nuestros sedientos labios.
Pero si esta vez, querido San Mamés,
la Historia rema a nuestro favor
y la marea con la rugiente pleamar
nos trae la 25ª,
prometemos agasajarla con tanto cariño,
cuidarla con tanto amor
que no se atreverá a dejarnos
sin la mejor excusa,
y con nosotros se quedará
sintiéndose como en casa,
y tan feliz como sus 24 hermanas mayores
le han contado que estuvieron,
cuando la Copa, querido San Mamés,
y tu lo sabes mejor que nadie,
la jugábamos el Athletic
y cualquier otro equipo que,
en aquel momento, pasara por allí.
Pero dadas las gracias y finiquitada la Temporada 2023/24 con unos inquietantes números post-Gabarra: 8 partidos, de la 31ª a la 38ª jornada, 12 puntos sobre los 24 puntos posibles (¡la mitad, justito), habría ya que empezar, querido San Mamés y como diría Harvey Keitel en Pulp Fiction, a dejar de comernos la p. y a hablar de lo que nadie, y menos instalados aún- ¡sí, todavía!- en feliz resaca, quiere oír hablar. Y es que el Equipo está bien pero que nadie tire un cohete. Y la Final de Copa fue, o al menos lo fue para mí, la dolorosa constatación de que, desgraciadamente, habrá que esperar otros 40 años para que nuestro Athletic levante otra Copa a esos cielos donde San Mamés no se pierde ni una.
Y es que la Final no fue mala, sino lo siguiente. Seamos honestos. Bien es cierto que a la altura del campo donde se disputaba. En eso nadie puede poner un "pero" a los dos equipos. El Mallorca, justito donde los haya, llegó a donde quería, es decir, a la tanda de penaltis para luego perder, y bien perdido, en esa suerte suprema adonde siempre habría querido llegar y hubieran firmado, con sangre si hubiera hecho falta. Pero eso es lo que tienen estos equipos "justitos": que ni les aprovecha lo que ellos mismos han elegido y pedido. Así que ni por ésas: el Mallorca no ganó ni cuando más feliz se las prometía.
Pero nosotros, qué. El Equipo que, echando un somero vistazo a su pasado Historial o al presente liguero, era claro favorito, ni lo fue, ni nunca estuvo sobre el terreno de juego (sí, claro, es un decir) en una actitud "mandona", que demostrara semejante superioridad. Ni bien plantado, ni con la autoridad que se le debía presuponer: ordeno-y-mando-y-aquí-estoy-yo-para-que-me-las-den-todas, que puedo con todo y con más.
Pero nada de esto. Raquítico Athletic, medroso, tímido, casi asustado por verse donde se veía y donde sólo el pequeño de los Williams demostraba una calidad que le colocaba muy por encima de los otros 21 jugadores con los que compartía el campo (sí, que es un decir, lo sé), a Años Luz de ellos. Por eso después a la conclusión de la Tanda de Penaltis, entre la agonía y el desbordante fiestón, 3 preguntas, quisquillosas donde las haya, rondaban por mi cabeza. Sí, TRES, más allá de la Gabarra, y de los animosos y felices (¡por fin!) cánticos.
UNA, ¿hasta cuándo tendremos a Nico entre nosotros, viéndole jugar sin necesidad de encender la tele?
DOS, ¿se confirmará en los siguientes meses el "raquitismo" al que antes aludía o...
¡TRES!, ¿se habrá sacudido y quitado de encima, el Athletic, la maldita presión de no haber puesto los pies sobre la Gabarra desde hace 40 y podrá, entonces, dar la talla de sus reales y verdaderas posibilidades? Porque cuando juega, el Athletic es también capaz de lo mejor.
Y como siempre, sólo tendremos que esperar para escuchar al tiempo dándonos las respuestas a los TRES enigmas. De momento a los dos segundos yo contesto con un casi SÍ y un NO, respectivamente. La Orejona no quiso ni oir hablar de nosotros "asustadizos". Y nos hemos quedado donde estábamos. Punto- pelota: clasificados para la Europe League, quintos y a darnos con un canto en los dientes. Sí, esto es lo que habría, amigos. Sinceramente pedir más hubiera sido como aquello de las peras y del olmo.
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