Pero a lo que iba con
la orquestación, resumirla con palabras no es sino una manera de reducirla. Tengamos en cuenta que una
orquesta sinfónica, por ejemplo, suele constar de aproximadamente 100 instrumentos
y músicos, aparte del director. Luego orquestar una pieza, pongamos, como será el caso que aquí exponemos, para solo piano no resulta una tarea ni mucho menos sencilla.
Habría que trasponer lo que en la pieza original el autor compuso para 1 solo
piano, transponerla, digo, a esos 100 instrumentos aproximadamente, cada uno
con su ritmo, notas y color propios. La cosa empieza a complicarse, no, lo
siguiente, y entre los mayores alardes y ejemplos majestuosos de orquestación, y
para que ésta se entienda, no dudaría en acudir a los célebres Cuadros de una exposición, que Modest Mussorsgki compuso para piano
solo y escuchar, después, la famosa orquestación que Maurice Ravel realizó de
la pieza. Cierto es que Ravel es uno de los grandes orquestadores de la
Historia de la Música, pero no le vamos a quitar mérito alguno por ello,
¿verdad?
Y para no hacer esta entrada demasiado larga, me limitaré a incluir el final de la obra, la impresionante La gran puerta de Kiev en sus dos versiones, la primera para piano, y la segunda según la orquestación de Ravel. No se trata de decidir cuál es mejor o peor, por supuesto. Como mucho conformémonos con decidir cuál me gusta más, y con introducirnos en lo que sería una orquestación, que es lo que tratábamos de empezar a aclarar con estas (ya demasiado largas) líneas.
LA GRAN PUERTA DE KIEV- SOLO PIANO
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