Los parecidos razonables pueden encontrarse en los
lugares más inesperados. Por ejemplo, ayer tuve el placer de ver el macizo
cuadro de Sorolla Isabelita y Thor
que, según me contó el encargado, le resultó toda una odisea pintarlo. La
propia Isabelita ya con más de ¡90 años! le había asegurado que, durante las
sesiones de posado, el animal no paraba quieto y no dejaba de moverse y dar
vueltas al salón. Sorolla acabó harto e Isabelita, esbozando en el lienzo una
expresión que no delataba, precisamente, sus “buenas pulgas” hacia el peleón y
aristocrático Thor.
Y pocos días después tuve la ocasión de disfrutar
con esta bonita fotografía entresacada de la serie Niños y animales de la Russian
Federation of Photographers. Con mejor humor tanto el animal como la cría
lucen, en esta ocasión, sus “mejores galas”. Y es que todos tenemos días y
días, ¿no? Y vaya usted a saber qué mosca nos ha picado. Así sobre el paisaje otoñal,
que tanto el perro como la niña pisan, ellos representan inconscientemente la
vida que surge y se desarrolla contra cualquier avatar.
Y terminemos con un poco de musicón ad hoc, mientras disfrutamos de estos dos
excelentes retratos, con Diamonds Dogs,
por ejemplo, porque el insustituible David Bowie también habla de “perros” en
su canción, ¿o no?
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