No me gustaría abusar. Y por ello para este 2024, que se nos
ha venido encima, me pido un sólo deseo. Pero con éste tendría más que suficiente. Tanto que, en su momento, hasta le dediqué una poesía; ésta que aquí os dejo. Y que espero que os guste o que, por lo menos, no os dis-guste... mucho.
Un deseo,-
Quisiera revelar
mi deseo oculto:
quisiera caminar
entre las calles de ninguna ciudad
y encontrar en ellas
una lámpara de aceite,
frotarla con mimo
y acertar a ver que frente a mí,
entre las vagas formas del humo,
se estira un Genio sonriente.
Y quisiera que en ese momento
el tráfico se detuviera,
para que sus palabras geniales
resuenen nítidas en mis oídos,
y no pueda incurrir
en el clásico e imperdonable error
de estar junto a un Genio que me habla
y confundir sus palabras
con un sueño cualquiera
que no alcanzara a descifrar.
Y así, el Genio me concede
los tres deseos,
pero yo sólo deseo uno.
Con ése me sobra.
Siempre lo he deseado
y no entiendo a las personas
que no se conforman con tenerlo
y piden aún más.
Pero yo no,
yo quiero ser valiente,
sólo valiente,
valiente a secas
y basta.
Y me olvidaría de los otros dos deseos
que aún me quedarían por pedir.
Y a ver qué pasa.
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