
ha venido encima, me pido un sólo deseo. Pero con éste tendría más que suficiente. Tanto que, en su momento, hasta le dediqué una poesía; ésta que aquí os dejo. Y que espero que os guste o que, por lo menos, no os dis-guste... mucho.
Un deseo,-
Quisiera revelar
mi deseo oculto:
quisiera caminar
entre las calles de ninguna ciudad
y encontrar en ellas
una lámpara de aceite,
frotarla con mimo
y acertar a ver que frente a mí,
entre las vagas formas del humo,
se estira un Genio sonriente.
Y quisiera que en ese momento
el tráfico se detuviera,
para que sus palabras geniales
resuenen nítidas en mis oídos,
y no pueda incurrir
en el clásico e imperdonable error
de estar junto a un Genio que me habla
y confundir sus palabras
con un sueño cualquiera
que no alcanzara a descifrar.
Y así, el Genio me concede
los tres deseos,
pero yo sólo deseo uno.
Con ése me sobra.
Siempre lo he deseado
y no entiendo a las personas
que no se conforman con tenerlo
y piden aún más.
Pero yo no,
yo quiero ser valiente,
sólo valiente,
valiente a secas
y basta.
Y me olvidaría de los otros dos deseos
que aún me quedarían por pedir.
Y a ver qué pasa.
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