Hoy es Navidad pero yo estoytrabajando en la búsqueda de un contundente antídoto contra ese "todo vale", frase en la que podría contenerse la mayor parte de los desmanes a los que nuestras postmodernas sociedades parecen encaminadas y encaminarse y donde, entre otras calamidades, se encuentra la Violencia de Género con sus mareantes, crecientes e inadmisibles cifras; adquiriendo en dicha actualidad un bochornoso liderazgo, incrementado, por si aún nos supiera a poco con lo que tenemos, por el desgraciado protagonismo que en ella adoptan nuestros "futuribles", esos menores de edad que violan y matan y, en muchas ocasiones, a otros u otras "futuribles"que tampoco alcanzarán, obvia y desgraciadamente, la mayoría de edad,
Por ello, la vertiginosa curva ascendente (hasta los mismísimos cielos, irónicamente) de estos delitos "genéricos" nos debería obligar, y a mí me obligas a poner pie en pared y preguntarme por si en nuestras mochilas "razonables" podemos ser o, más directamente, soy (humildemente) capaz de encontrar al "terremoto" un remedio, una deslegitimación tan brutal como las formas a las que la propia Violencia pretende poner en la picota y, de paso, conseguir que en el remedio nuestra humanidad halle, igualmente, asimismo,, mantita y refugio. Y a ello pienso dedicar las próximas líneas. Las circunstancias nos retuercen los pescuezos poco a poco y el aire comienza a no llegarnos ni al cuello de la camisa. Luego me daré toda la prisa que pueda. Sin dormirme en los laureles. Y si a alguien consigo convencer, que espere hasta el final y levante, entonces, el pulgar hacia arriba o me escriba un animoso SMS (+34 628938363). Se agradecerá la atención.Y de este modo y para empezar, propondría seguir las andanzas de un adolescente de 15 años (potencial violador y/o asesino) en su puntual devenir duario. Y veremos cómo el Bien (de la comunidad), aquello que se sitúa en favor de una convivencia ordenada y, tolerablemente, pacífica, en un ¡alto ahí!: no todo vale, se sitúa siempre en una esfera preferible, y muy por encima de su antagonista o encarnizado enemigo: del Mal o del todo vale, de aquéllo que quiebra la sosegada convivencia y que, bien analizado, se verá que no deja de representar una (flagrante y cruenta) minoría.
Pero vayámonos al piso de Paco. Porque Paco se llama nuestro protagonista, nuestro adolescente de 15 años. Paco es alto, muy alto, y fuerte, muy fuerte para sus años. Tampoco resulta especialmente risueño y le cantan malas pulgas. Vaya, que buscarle las cosquillas resulta más sencillo que encontrar una oración en la Biblia, como escuchábamos decir en aquel prodigio que es Retorno al pasado, la película que Jacques Tourneur rodara en 1947. Sí además, entre sus colegas, Paco es todo un líder y en los estudios, todo un zote. Pero que no nos oiga esto último. Porque Paco es todo un primer candidato a engrosar las filas de cualquier "manada"; un perfecto representante de ese "todo vale" al que pretendemos darle caña de la buena.
Pero Paco insiste con sus argumentos o, ¿qué nos enseñan- dice/pregunta- los políticos, ésos que ocupan los más altos puestos en el Gobierno de la Nación?, ¿no estamos hartos de verles trincar y trincar, saltarse a la torera las leyes que ellos mismos han redactado y aprobado, cometer todo tipo de prevadicaciones y, no contentos con eso, en cuanto son pillados in fraganti, niegan la mayor (los muy tercos), negándose por supuestísimo a presentar una decorosa dimisión y, en su lugar, se sujetan al butacón con la misma saña con que un niño se agarra al pezón de su madre? Y, vamos a ver, ¿no deberían ser, precisamente, ellos, al estar ocupando las cumbres de la pirámide social, el espejo en el que todos deberíamos mirarnos, el ejemplo que todos deberíamos tratar de imitar? Pues bien, eso hacemos: mirarnos e imitarles. Así que todo vale, caballero. (Salva de risitas). Pero menos coñas, Paco, le contestaría yo para, a continuación, proponerle un trato: olvidarnos de la Política y de los políticos. A fin de cuentas, Paco, ellos tienen los días más o menos contados. Quizá puedan estar al frente de un Ministerior cuatro años, quizás ocho, o si tú quieres Paco, más todavía pero, gracias a Dios, ninguno ocupará el cargo eternamente, y un buen día saldrán, definitivamente, del despacho y, aunque ahora nos cueste creerlo, otro buen día nos habremos olvidado de ellos.
Y Paco erre que erre: la semilla ya la han dejado plantada y ésa se adhiere a la tierra y a las personas de tal manera que es imposible actuar como si nunca hubiera existido. Germinará y dará sus frutos; sus putrecfactis frutos. Y yo entonces, vale Paco, vale, admito "pulpo" como animal de compañía, pero déjame llevarte por otro lado. Y Paco, sí, pero al huerto, ni pa´dios. Y se parte la caja. Y yo, entonces, le dejo reír a sus anchas y espero a que el cachondeo se atenúe, y dando el rodeo preciso, y poniéndome muy tieso, le haría una proposición (a sabiendas que el juego y el dinero hacen siempre las delicias de nuestros jóvenes), una apuesta: como yo soy mayor que tú y vivo solo desde hace años, si no consigo demostrarte que NO TODO VALE, te doy 100 euros pero, si por el contrario, consigo demostrártelo, o sea te demuestro que NO TODO VALE tú, que eres más joven y que todavía vives con tus viejos, me invitas a una cerveza. ¿Qué te parece?, le preguntaría para confirmar los términos de la apuesta. Yo, por mi parte, sólo te pido un cuarto de hora para exponer mis argumentos y te aseguro que firmarás convencido que NO TODO VALE. Sólo 15 minutos. ¿No es mucho tiempo, verdad? Ni siquiera para ti, Paco, que parece que te comes las prisas. Y en mi mirada de chacal expondría el reto. Y Paco duda ante mi órdago pero, después de unos segundos en los que el cabroncete me aguanta la mirada, me diría, ¡de acuerdo, tío., tú ganas! Pero 15 minutos, ¿eh?! Si te pasas 1 segundo, también me pagas 100 euros, y como no me habrás convencido, me soltarás otros 100 pavos más, ¿de acuerdo ahora? Y yo, qué remedio, si mi deseo es arrivar a buen puerto. Así que nos estrechamos, muy cumplidamente, las manos y Paco me suelta entonces, ¡empieza, tío, que yo ya he empezado a cronometrar! Y le miro: Paco no miente. Por lo que empiezo. El tiempo vuela. Y empiezo por donde siempre se suele empieza: por el principio, Y empiezo contando que...
Son las 7 de la mañana, Paco. Tú estás dormido. Durmiendo plácidamente en tu camita, cuando suena el despertador. Y te levantas para ir al Colegio. Subes la persiana. Y la habitación se ilumina con la radiante e inesperada luz de un día de otoño. Suponte que estamos en otoño. ¡Corta el rollo, Manolo- me interrumpe el maleducado de Paco- que a este paso se te hace de noche y te quedas sin 200 euros! Y yo, OK, pero no vale interrumpir, Paco porque creo que voy a necesitar los 15 minutos completos, ¿de acuerdo? Sí y, como si le lanzara un guante, le hago creer que lo considero un digno rival. Quizás lo sea o quizás no, pero traga. OK, McCay, me dice y añade, ¿puedo fumar? Y yo, claro que puedes. Pero ¡chitón! Y continuo...
Estábamos en primavera. Tú, recién levantado de la cama, coges el móvil y vas a encenderlo pero, ¡qué coño!, no hay cobertura., ¿qué coño pasa? Te meneas y diriges el móvil por el cuarto buscando señal, pero nada. ¡Joder! Alguien debería haberte dicho que el equipo de Yolanda Abad lleva trabajando desde hace varias horas en una avería que se ha ocasionado por una caída de la red, no se sabe aún porqué motivos, pero el equipo de mantenimiento a las órdenes de la señora Abad lleva casi 3 horas intentando reparar el entuerto pero sin darse mucha prisa. La empresa le debe aún la nómina del mes pasado y, como TODO VALE, para qué ponerse nerviosos y darse prisa. No como tú, Paco, que te cagas en todos tus muertos, tiras el móvil de mala hostia sobre la cama, te quitas el pijama y en pelota picada te metes bufando en la ducha. Giras el grifo pero ¡hostias ahora!: ... de agua nada. De la cebolleta no cae ni gota. Sólo silencio. Y tú te súper mosqueas, claro. Y giras, nuevamente, el grifo de súper mala hostia. ¡Bueno eres tú! Pero nada: todo igual. Y pegas no un grito sino, más bien, un alarido. Llamas a tu madre, Y tu madre, curada de espanto, te lo aclara. Parece que han cortado el agua. Aunque en realidad lo que ocurre, y ella no sabe, es que Miguel Santana, el encargado de poner a punto la corriente de agua que circula por las tuberías del distrito al que pertenece tu casa, no ha avisado a ningún compañero y no ha acudido a trabajar. Claro, TODO VALE y como se ha despertado con una horrible jaqueca, ha pasado de todo, se ha dado media vuelta y en la cama calentito se ha quedado. Y tú, Paco, sin tu (sagrada) ducha mañanera. ¿Y el puto móvil? Estamos sin cobertura. El mío tampoco funciona, te dice tu madre enseñándote su móvil.´Paciencia, Paco, te consuela.
Sí, no pasa nada, ¿verdad? No lo recuerdas, pero te supones que nos es la primera ni será la última vez que salgas a calle sin ducharte. Pero mañana se habrá arreglado lo del agua y podrás, entonces, estarte bajo e agua 1 hra, si te apetece. Así que pelillos a la mar, y la cobertura se habrá reestablecido. Sí, no hagamos de todo un drama aunque, hoy, tampoco podrás lavarte la cara ni los dientes... Putada, pero no pasa nada. Te vistes, coges los libros y a desayunar. Mi cafectito rico, rico, con tres cucharadas de azúcar. Y listo. Pero, ¿hay que repetirlo? Agua, cero, luego "cafecito", también cero. Miguel Santana ha empezado, nuevamente, a roncar, y como TODO VALE, ¿no te acuerdas?, no se ha molestado en avisar a ningún compañero. (Miguel es fijo, desde hace varios años, en el Consorcio de Aguas y sólo se expone a una, más o menos, severa reprimenda). Paco, ¿te cagas ahora en todos sus muertos?, ¿vas a tener que salir de casa sin ducha y sin "cafecito"? ¡Esto sí que es "por primera vez en mi vida"! Y tu madre, ¿de cachondeo?, te propone que te bebas un vaso del vino de tu padre y comas una galleta con mantequilla. Y tú la miras, entonces, con esos ojos con rayos X que, de vez en cuando, se te ponen debajo de las cejas y te piras sin responder pero pegando un portazo que podría derrumbar la casa. Y ahora, Paco, frente al ascensor (vives en un 6º) las cosas continúan peliagudas y retorcidas. Esta mañanita todo parece dispuesto a sacarte de quicio lo que, todo hay que decirlo, no resulta muy complicado. Porque el puto ascensor tampoco funciona. Golpeas con rabia sus putas puertas. Y una vocecita desde muy lejos, concretamente desde 6 pisos más abajo, te informa que ya han llamado a Averías pero que han avisado que tardarán en llegar. Parece que como TODO VALE un par de sus empleados han cogido vacaciones cuando, en realidad, no les tocaba. Aunque como eso es muy discutible, han quedado en aclararlo en la próxima reunión del Sindicato. Así que toca esperar, Paco, o bajar a pata si no quieres llegar tarde al Colegio. Y Paco, cagándose en lo más granado, opta por lo segundo y enfila las escaleras, una a una hasta el portal. ¡Bien cagado en todo, bueno es él!Aunque, por fin, estás en la calle. A ver qué coño pasa ahora. Porque el móvil sigue sin dar señales de vida. Y apenas tiene 1 año el cabrón. O sea que de cobertura, nada. Así que cuando salgas de clase tendrás que darte una vueltilla por el establecimiento autorizado, porque una vez reparada la causa que dejaba sin cobertura al distrito X de la ciudad Y, uno de los operarios dejó el cable que activa el móvil de Paco Hoyos, ése justamente, y ningún otro, suficientemente suelto como para que no se active mientras no haya nadie que lo localice y lo ajuste como es debido. Y al operario en cuestión, mientras se tomaba un café de máquina, se le ha pasado por la imaginación que, tal vez, ese cable se ha quedado algo flojo, pero como no está seguro y como TODO VALE, qué más da. No va a volver atrás por esa "chorrada". Necesita un respiro, y lo máximo que puede pasar es que un cliente no pueda usar su móvil durante 8 horitas, hasta que Juan Ruiz, por ejemplo, uno de los operarios del turno de tarde, baje al "cuarto de máquinas", como le llama el Equipo, localice el cable y vea si se ha quedado efectivamente suelto, o no.
Así que de momento, Paco, lo del móvil, no tiene remedio. Aguanta. Pero, ¿qué es ese ruido? Un atasco enorme se extiende a lo largo y ancho de la calle. Bocinazos juntos e insoportables. Los semáforos no funcionan. ¿Se han jodido todos de repente? Sí, eso parece. Aunque Juan Esteban sabe que una equivocación, como otra cualquiera, y como cualquiera podría tenerla, le ha hecho colocar esa resistencia donde no debía colocarla ni por lo más remoto, se ha producido un cortacircuito y el panel que controla los semáforos de las calles Z, A y B se ha deshecho de un fogonazo. ¡Menudo cristo! Pero como TODO VALE, que no cunda el pánico. Poco a poco. Un cigarrito y ya veremos cómo salimos de este cristo. Claro, Juan Ruiz es un magnífico representante del TODO VALE. Tú, Paco, y él haríais buenas migas, seguro. Y ahora soy yo quien se sonríe.¿Lo vas cogiendo, Paco? ¿Ves adónde te quiero llevar? No al huerto, precisamente, ni hasta el autobús porque, con este atascazo, el autobús que te lleva al Metro y desde donde, después de 5 paradas, apenas te quedan 300 metros hasta el Colegio, no va a llegar a su hora, Podrías llamar, no, no tienes móvil o coger un taxi en plena calle. Pero con este atasco, ¿dónde encuentras uno?, ¿y cuándo?
Y las bocinas continúan con su matraca. ¡No se casan! Y tu la cabeza, Paco, a punto de reventar. ¿Y el examen de Mate? ¡Hostias, el examen no! El que si vuelves a suspender, quizá te cueste el curso. Habías puesto una alerta en el móvil pero el móvil, ¡¡¡NO!!! O sea que ahora o coges un taxi, pero no me he traído la varita mágica. Y echas a correr como un descosido confiando en encontrar, mientras corres como un descosido, "algo" que te lleve al puto Colegio. Y a sudar tinta china, Paco. Y no sabes si es el agobio, la carrera o que has salido de casa sin ducharte, pero como que, entre prisas y prisas, un horrible olor a sudor te sube y se engancha de tus narices. Tu, Paco, siempre tan limpio, oliendo a cuerno quemado. Pero no pasa nada, ¿verdad, Paco? TODO VALE. Hasta oler a demonios, ¡bah!
Y a lo tuyo sigues. Quiza podrías ver el humo que te sale de la cabeza como por una chimenea. ¡Pero tú a lo tuyo, corre, corre y que la mala hostia no te saque de quicio! ¡No vaya a ser que las prisas sean aún peor que el sarampión! Y corres y corres y ¡qué asco, ¿verdad?! Esquivas los coches, las bocinas, los peatones y... seguro que, ni por ésas, llegas al jodido examen de Mates. Y, por si algo faltara, de repente resbalas con una puta hoja y chocas con el tío ese que iba haciendo footing. Y el tío ni te mira, y sigue bien recto. Claro, TODO VALE pero tú, con toda la sudada encima y el meñique bailando como gelatina fresca, al puto suelo donde las hojas de los árboles se acumulan y es que, se me habría olvidado comentarte, que los empleados del Servicio de Limpieza del Ayuntamiento, para hacer presión, han salido a la huelga mientras se deciden a firmar el próximo convenio regulador. Y como TODO VALE las cosas van con calma. Y la Patronal, empeñada en no dar su brazo a torcer; cosa que tu dedo, Paco, sí que ha hecho. Posiblemente, una falange rota. Lo siento, Paco.Pero, ¿ves adónde he querido ir a parar con todo esto? ¿No te das cuenta? Si TODO VALE, tú te habrás quedado sin móvil, sin desayuno, y sin poder acudir al Colegio y presentarte a ese examen tan crucial, además de un dedo roto (tiene esa pinta). Claro, Paco, si TODO VALE, irónicamente TODO PUEDE FUNCIONAR MAL. O no, ¿quién sabe? Pero con la incertidumbre total, ¿quién podría querría vivir? Si TODO VALE, TODO DEPENDE, que cantaría Pau Donés (qepd), y nunca podremos decir con certeza a qué vamos a enfrentarnos. Luego tampoco sabremos qué hacer y cuándo hacerlo.
Y Paco, mudo, ¿casi convencido? Pero, por si acaso, yo continúo un poco más allá. ¿Y no te das cuenta, Paco, de que si esta vida puede vivirse y vale para algo, es porque NO TODO VALE? Y no sólo eso sino que, lo mejor de todo, es que, por ese motivo, podemos cambiar las cosas que nos rodean. Y hacerlas mejores. Nosotros no vivimos en el fondo de esa Caverna sobre la que Platón nos instruía. Donde estaríamos sentados y encadenados, ¡figuradamente, Paco, no te alarmes!, a una roca, sin poder girarnos, con los ojos siempre puestos hacia el frente donde unas sombras no dejarían de estarse quietas. Y así creeríamos que las sombras son el mundo real y no podríamos percatarnos de que esas sombras apenas si son las siluetas de unos hombres, de carne y hueso, que las producen al caminar delante de un foco que nosotros, desde nuestra posición, no vemos. Por lo que nosotros, encadenados a la roca, ni siquiera pensaríamos en cambiar un panorama que pensamos que es tan inamovible como la Muralla China. Pero nos bastaría con destarnos de las ligaduras que nos sujetan a la roca, levantarnos del suelo, volvernos sobre nuestros hombros y descubrir la luz que todo lo provoca. - Piénsalo un poco, Paco: detrás de lo que vemos hay otras muchas cosas que no vemos, y que hacen que día a día, todos los días, las cosas funcionen, porque NO TODO VALE, ¿te das cuenta?
- ¡Platón, la Caverna, me estás volvierndo loco, tío!.- me suelta en un pronto poco convincente Paco.
Por lo que yo insisto. Le tengo en mis manos.
- ¿Te das cuenta, o no?
Y Paco no contesta. ¿Será que admite la derrota?
- Y a los políticos y a la Política les hemos dejado en el trastero, ¿verdad?
Y, mal que le pese, Paco asiente.
- Así que hemos terminado- y consulto el móvil- Doce minutos y 20 segundos, ¿me guardo los 200 euros?
- Sí, sí, guárdate lo que quieras- me contesta Paco, el jodido, pero añade muy terco- De momento.
- Y no me olvido de la cerveza?
- Sí, la cerveza. Te debo una.
- Me la apunto, pero ahora ne voy.
- Sí, sí, vete que yo me quedo un rato- me dice Paco sin dejar de darle vueltas, o eso espero yo, y eso espero que todos los que hayan llegado hasta aquí hagan: darle una vuelta a esta imprescindible cuestión del lo siento, pero...
¡¡¡NO TODO VALE!!!