Para Tintxo, por supuesto
Charles Lloyd, es un músico
de jazz nacido en Memphis en 1938. Y yo lo cuento entre los grandes porque su
figura y talento no se han casado nunca con nadie, y es peligroso. Esto último es fundamental: la música debe ser también peligrosa (¡¿por dónde andas Juan Querol?!), debe despertar conciencias y hacerlo con un bofetón, si es
necesario. Quizás no guste a la primera escucha. Esto es parte de su
peligrosidad, porque estaros seguros que cuando a la 2ª o 3ª os vaya atrapando,
estaréis perdidos. Ya nunca volveréis a ser los mismos. Y eso es lo mejor de
todo. Porque el cambio es algo inherente a nuestro mundo, a la materia que con
la que se construye. Sólo los malos no cambian. Los que se agarran a lo que ya
tienen y se quedan para siempre iguales. Yo creo que estos son los verdaderos
traidores, los parásitos a los que se refiere Ernesto Cardenal, los que desprecian lo más noble de la naturaleza humana: el cambio,
el progreso...
Y os dejo, para muestra un
botón, con Twin Pearls, el temazo que
Charles Lloyd grabó en 1967 con Keith Jarrett ¡al saxo soprano!, él mismo al
tenor, Jack De Johnette a la batera y Ron McClure al contrabajo. Y al lorito, ¡peligro por
los cuatro costados!…
Y añado, para completar la pareja (más "&"), la increíble versión,
que un buen amigo me ha encontrado y que Charles Lloyd realizo más de 20 años
después, de la bonita Rabo de nube,
la canción de Silvio Rodríguez, otra alma con goma2 en los dedos, e
imprescindible en estos años musicalmente tan dados al bostezo, a la MTV, a lo
mismo-de-siempre. Sí, no podía haber ocurrido de otra manera: Charles Lloyd y Silvio Rodríguez, dos perlas gemelas y
muy peligrosas.
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