En la entrada
que hice en mi blog el 28 de junio de
2012, ¡cómo pasa el tiempo! (aunque para algunos sea como si no pasara ni el
tiempo ni nada, y continúan tropezando 2 veces en idéntica piedra, y me temo
que hasta que no se peguen en la mismísima espinilla 1000 veces, no se quedarán
tranquilos); sí, en esa entrada a la que llamé, Los lugares comunes (y el fútbol), hablaba de eso, de que el fútbol
es posiblemente la actividad humana más trufada de estos lugares comunes, donde
éstos más campan a gusto, más a sus anchas.
Y comentaba,
entonces, uno de los más célebres soniquetes que “canta”, letra arriba, letra
abajo, que la suerte de los penaltis, la tanda de lanzamientos desde los 11 metros , con los que se
decide el resultado de aquellos partidos eliminatorios cuyos 90 minutos
reglamentados y los 30 añadidos de la prórroga, han terminado en empate, en un
ni para ti ni para mí pero que, sin embargo, debe, sin embargo, resolverse en
favor de “ti” o de “mi”, es una lotería:
la lotería de los penaltis.
Y entonces escribía
aquel 28 de junio (me imagino que con motivo de la semifinal del Europeo que
enfrentó a España contra Portugal):
“(…) Y termino.
La semifinal de España contra Portugal se decidió en la tanda de penaltis. Y
los penaltis clasificaron a España para la final del domingo. Y no, no fue un
asunto de suerte o de loterías (del Estado). Simplemente España fue mejor en
esa faceta última del juego. O cometió menos errores que el contrario. O no tan
graves. Porque Portugal se enredó en uno bastante gordo. O, al menos, así lo
creo yo. Dejó que Ronaldo tirara el quinto penalti de la tanda. El quinto, el
decisivo (¿ah, Ronaldo, el engreído, el que quiere el Balón de Oro por encima
de todo y de todos- ¿está Messi por ahí?) porque el quinto penalti siempre vale
para algo: para ganar el partido, para perderlo o para empatar y seguir tirando
más penaltis. Pero siempre vale para algo SI SE TIRA, porque es un lanzamiento
que puede no tirarse. Que fue lo que pasó. Y pregunto, ¿qué hubiera ocurrido si
el mejor lanzador de Portugal, o sea Ronaldo, hubiera tirado el primer penalti,
más discreto y sin tanto bombo como el quinto? España había iniciado la tanda.
Y Xabi Alonso falla el primer lanzamiento. Si Ronaldo hubiese sido el primero,
hubiera chutado y marcado y posiblemente el resto de los lanzamientos no habría
sido lo mismo. ¿Quién sabe? Quizás España se hubiera descentrado y Portugal
hubiera alcanzado la final. Nunca podrá decirse. Pero el caso es que Portugal y
Ronaldo cometieron un error. Y los errores se pagan. Y España está en la final.
¿Suerte, lotería? ¡Por favor, seamos serios y… menos comunes!”
Todo lo cual
viene ahora a cuento, vuelve a salirme a colación, porque Ronaldo, aquel-engreído-en-busca-de-la-gloria,
aquel yo-y-yo, continúa siendo 5 años después el mismo
yo-y-yo-y-después-otra-vez-yo, y que a los demás que les den, aunque los demás
sean sus compañeros, los integrantes de su equipo nacional de fútbol.
Porque Cristiano
volvió a tropezar con la misma piedra: semifinales de la
Copa FIFA de Confederaciones, la
competición que disputan las selecciones ganadoras de sus respectivas
Confederaciones, en el país donde se disputará el próximo Mundial; semifinales,
digo, contra Chile, otra vez, la tanda de penaltis, y él otra vez, el gran
Cristiano, otra vez terco, terquísimo, arrogante, y-yo-y-yo-y-después-otra-vez-yo,
quiere lanzar no el 1º, demasiado "madrugador" y que muy pronto se olvida, aunque sea fundamental empezar la tanda marcando, sino el 5º, ese que puede dar la gloria pero que PUEDE NO
TIRARSE. Que fue lo que volvió a ocurrir 5 años después. Y Portugal otra vez,
eliminada, fuera de la Final ,
pero Ronaldo tranquilo como un pachá porque el muchacho no aprende y no se
entera de nada aunque la inflamación de la espinilla, a base de tantos
trastazos contra el mismo adoquín, le esté rozando ya la entrepierna. Pero qué
se le va a hacer, esta gente son así: encantados-de-conocerse,
encantados-de-tener-los-pies-como-botas.
Claro me dirá alguno, por algo es uno de los mejores futbolistas del mundo. Touché?
No hay comentarios:
Publicar un comentario