miércoles, 23 de diciembre de 2015

NEXUS 6 & WALT WHITMAN, PARECIDOS RAZONABLES Y... ¡FELICES FIESTAS!

Como sigo con las Hojas de hierba, de Walt Whitman, y como sigo flipando con su poesía ya que me encuentro en sus versos con todo el imaginario al completo que conforma lo que hoy conocemos por los EEUU hasta el punto de que me pregunto, ¿qué fueron antes, los EEUU o la poesía de Whitman?, meto otra cuñita de mis parecidos razonables; esto es, el paralelismo entre ¡el mítico diálogo final de Rutger Hauer en Blade Runner, fechado en 1982, y unos versos de Whitman contenidos en Redobles de tambor y fechados no más allá de 1890!: hasta ahí llega el genio del poeta de Manhattan.

Ya que si leídos los dos fragmentos no existen entre ellos parecidos más que razonables, un mismo “aire” y ritmo que baje Dios y dirima la discusión.
 

Luego vamos con ellos. Primero, el archifamoso, y original ma non troppo (ahora lo sé), monólogo de Nexus 6 en la película de Ridley Scott y que casi todos sabemos de memoria:

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad?
Eso es lo que significa ser esclavo.

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais.

Atacar naves en llamas más allá de Orión.
he visto Rayos C brillar en la oscuridad,
cerca de la Puerta de
Tannhäuser.

Todos esos momentos se perderán en el tiempo,
como lágrimas en la lluvia.

Es hora de morir.

Y ahora los versos de Whitman, no tan archifamosos pero más originales, contenidos en la parte I de Abandonad, oh, días, vuestros abismos insondables, poema incluido en los mencionados Redobles de tambor y, por ende, en sus también mencionadas Hojas de hierba:

 
(…) he recorrido los bosques del norte, he

visto precipitarse el Niágara,

he viajado por las praderas y dormido en su seno, he cruzado

las Nevadas, he cruzado las mesetas,

he subido a las cumbres rocosas que jalonan el Pacífico, me he

adentrado en el mar,

he navegado con tormenta, y he renacido gracias a la tormenta,

he contemplado con alegría las fauces amenazantes de las olas

y observado sus crestas blancas elevarse, presurosas, encrespadas,

he oído arreciar el viento, he visto negros nubarrones,

he visto, desde abajo, lo que surgía y se elevaba, (¡oh, qué soberbio!, ¡oh, indómito como mi corazón, y poderoso!),

he oído, luego del relámpago, el continuo bramar del trueno,

he distinguido a las hilachas del relámpago perseguirse por el

cielo, repentinas y veloces, en medio del estruendo,

todo esto, y cosas semejantes, he visto, alborozado, asombrado, pero también pensativo e imperioso (…).
 
Pues eso, parecidos más que razonables. Y ya que estamos...
 
 

1 comentario:

  1. Cierto el parecido amigo Garzón, ambos grandes momentos poéticos...Y de paso feliz navidad y años nuevo.

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