Por un lado, creo que el himno de País de Gales es el himno más bonito y emocionante que he escuchado nunca. Y por otro, el momento en sí con todos los jugadores abrazados antes del comienzo del partido y el público puesto en pie; un instante mágico de íntima comunión entre jugadores y afición y, ¿por qué, no?, con la propia Historia del país y con todo lo que ese equipo significa para ellos.
Yo estuve en el Milenium hace 6 años y todavía hoy cuando lo recuerdo la carne se me sigue poniendo de gallina. Es uno de esos instantes por los que merece la pena darse una vuelta por este planeta.
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