
Y termino con Stevenson. De momento, porque estas
cosas tienen los imprescindibles: que
son inagotables. Y leyendo al escritor escocés me ha venido a la cabeza Franz Schubert.
Incluso el mismo Stevenson lo habría reconocido en la nota que sucede al título
de su poema El vagabundo: para una melodía de Schubert, que no puede
ser otra, en mi modestísima opinión, que el conmovedor organillero, el lieder con
el...