
Clint Eastwood ha supuesto, posiblemente, una
de las mayores alegrías que me ha proporcionado en los últimos años el
decadente (¿y hasta dónde irá a parar?) cine yanqui. En su momento me vi 7
veces, un al día durante una semana completa, su magistral Sin perdón. La reflexión que Clint plasmaba en ella sobre la
violencia y, lo que pareció más increíble, su increíble puesta al día del
personaje de...