Lo que parecía imposible, o
por lo menos complicadillo, ha llegado: lavueltaylatuerca.blogspot.com., ha
sobrepasado este fin de semana, y con creces, la barrera del sonido, la barrera
de las 10000 entradas.
Pero con ello no solo quiero dejar constancia del hecho, lo que sería, por mi parte, totalmente pretencioso, sino agradecer, con toda la sinceridad que me fuera posible trasmitir desde este teclado, a todos aquellos y aquellas que lo han hecho posible y alguna vez (porque basta una) hayan decidido perder un poco de su precioso tiempo en hojear o leer alguna de las entradas con las que, en este tiempo, he ido rellenando lavueltaylatuerca.
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Pero con ello no solo quiero dejar constancia del hecho, lo que sería, por mi parte, totalmente pretencioso, sino agradecer, con toda la sinceridad que me fuera posible trasmitir desde este teclado, a todos aquellos y aquellas que lo han hecho posible y alguna vez (porque basta una) hayan decidido perder un poco de su precioso tiempo en hojear o leer alguna de las entradas con las que, en este tiempo, he ido rellenando lavueltaylatuerca.
Con ello busco, entre la
hojarasca de esta primavera-otoñal, un canto y me doy con él en los dientes,
porque muchos de los objetivos que me propuse, cuando decidí aventurarme en
estos universos virtuales, se han visto cumplidos. Y es que estoy seguro que,
con estas más de 10000 visitas que ha recibido el blog, puedo afirmar que aquel ideario que me planteé, y que se plasmó en la primera entrada, se ha visto reafirmado, acaso
un poco pero, sin la menor duda, suficientemente.
¿Lo recordáis? Quizás lo pudiera
resumir en una breve frase: tener siempre la mente abierta a los avatares que
suceden, día a día, en este mundo, y a nuestro alrededor; no perder nunca la
curiosidad, el espíritu de asombrarse porque el nos pondrá, saludablemente,
manos a la obra y con ello entraremos, bien pertrechados, e indagaremos en
cualquiera de las circunstancias que nos rodean y, sobre todo, nos hará huir,
cono de la peste, de las fáciles y perezosas explicaciones que recibimos por
doquier (y este mundo nuestro ni es fácil ni es perezoso); y preguntarnos, en
su lugar, por el porqué de las cosas, más allá de los qués, sacar punta a todos
los lápices y coger, en definitiva, la
tuerca y darle unas cuantas vueltas más, las que sean precisas, asumiendo y
disfrutando con el hecho de que 2 + 2 no siempre suman cuatro,….
… y hacernos, con
todo esto, más peligrosos; nunca plácidos receptores, borreguitos que a todo
inclinan la cabeza y dicen que sí, y vestirnos con las galas de la interrogación y preguntar,
preguntarnos siempre, por qué esto es así
y no asá, hasta que la tuerca parezca que no va a dar más de sí. Porque eso será: "lo parece". Estemos seguros que la rosca, con los instrumentos precisos (nuestra cabeza, por ejemplo), siempre podrá girar una vueltita más.