Ya llevo tres años con este blog, con esto de La vuelta y
la tuerca y quizás se vaya imponiendo cierto cambio de rumbo. Nada
drástico. Pero sí ajustes que habrían de implementar aquella 1ª entrada
que pretendía contener alguna de las señas de identidad con las que
vestir a esta aventura que estaba a punto de comenzar. Luego a aquella Declaración de principios y finales
escrita el 20 de junio de 2012 habría que añadir, ahora, esta Una tuerca más que hoy me dispongo a escribir.
Y es que Stevenson me resulta inagotable. Ya sabéis que
estos días ando leyendo sus (sin desperdicio) Ensayos sobre viajes. Y el titulado Cockermouth y Keswick me ha emocionado especialmente. Él ha sido
el culpable. Él me ha dado la idea de esta “tuerca más”. Porque Stevenson
escribe, (…) dejo que trascurra un lapso
de tiempo considerable entre mis viajecillos y mis intentos de hacer la
correspondiente crónica. (…) Necesito dejar que mis recuerdos se asienten y
queden libres de polvo y paja hasta que quede sólo oro puro; tengo que dejar
que mi memoria escoja lo verdaderamente memorable aplicando un proceso de
selección natural, y creo firmemente que de este modo garantizo la
supervivencia de los más aptos.
Y ésta creo que será mi actitud a partir de este momento. Dejar transcurrir un lapso de tiempo
entre las entradas y aquello que motiva las entradas, aquello que
hace que me siente, encienda el ordenador y me ponga a rellenar la página en
blanco. Sí, y estoy de acuerdo con Stevenson (¡cómo no iba a estarlo!): se necesita que los recuerdos tomen su lugar,
se afiancen, y con esos movimientos mi memoria obtendrá lo que verdaderamente
llamó su atención desde el primer momento, aunque en ese momento (demasiado
“primero” posiblemente) no hubiera reparado en ello. Pero, después del lapso de tiempo preciso, con los
recuerdos ya libres de polvo y paja,
de las RAMAS, el oro puro, el BOSQUE, lo que ciertamente me
importa, lo más apto brillará con la luz de ese faro que marca el rumbo adecuado
en mitad de la tormenta de los chismorreos o de la noche de las banalidades.
Aunque sin pecar de pretenciosos ni olvidar que también el BOSQUE se construye, entre otras cosas, con las RAMAS. Por todo esto pienso que La vuelta y la
tuerca sigue siendo un buen título para este blog.
Porque detrás de lo que parece ser una tuerca (el polvo y la paja, casi siempre, las RAMAS), y después de unas cuantas e imprescindibles vueltas, aparece aquello que vale, y en lo que no caeré hasta enésimo giro (el oro puro, casi siempre, el BOSQUE).
Porque detrás de lo que parece ser una tuerca (el polvo y la paja, casi siempre, las RAMAS), y después de unas cuantas e imprescindibles vueltas, aparece aquello que vale, y en lo que no caeré hasta enésimo giro (el oro puro, casi siempre, el BOSQUE).
No hay comentarios:
Publicar un comentario