martes, 5 de mayo de 2015

UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS Y... FINALES: OTRA VUELTA MÁS


Ya llevo tres años con este blog, con esto de La vuelta y la tuerca y quizás se vaya imponiendo cierto cambio de rumbo. Nada drástico. Pero sí ajustes que habrían de implementar aquella 1ª entrada que pretendía contener alguna de las señas de identidad con las que vestir a esta aventura que estaba a punto de comenzar. Luego a aquella Declaración de principios y finales escrita el 20 de junio de 2012 habría que añadir, ahora, esta Una tuerca más que hoy me dispongo a escribir.

Y es que Stevenson me resulta inagotable. Ya sabéis que estos días ando leyendo sus (sin desperdicio) Ensayos sobre viajes. Y el titulado Cockermouth y Keswick me ha emocionado especialmente. Él ha sido el culpable. Él me ha dado la idea de esta “tuerca más”. Porque Stevenson escribe, (…) dejo que trascurra un lapso de tiempo considerable entre mis viajecillos y mis intentos de hacer la correspondiente crónica. (…) Necesito dejar que mis recuerdos se asienten y queden libres de polvo y paja hasta que quede sólo oro puro; tengo que dejar que mi memoria escoja lo verdaderamente memorable aplicando un proceso de selección natural, y creo firmemente que de este modo garantizo la supervivencia de los más aptos.

Y ésta creo que será mi actitud a partir de este momento. Dejar transcurrir un lapso de tiempo entre las entradas y aquello que motiva las entradas, aquello que hace que me siente, encienda el ordenador y me ponga a rellenar la página en blanco. Sí, y estoy de acuerdo con Stevenson (¡cómo no iba a estarlo!): se necesita que los recuerdos tomen su lugar, se afiancen, y con esos movimientos mi memoria obtendrá lo que verdaderamente llamó su atención desde el primer momento, aunque en ese momento (demasiado “primero” posiblemente) no hubiera reparado en ello. Pero, después del lapso de tiempo preciso, con los recuerdos ya libres de polvo y paja, de las RAMAS, el oro puro, el BOSQUE, lo que ciertamente me importa, lo más apto brillará con la luz de ese faro que marca el rumbo adecuado en mitad de la tormenta de los chismorreos o de la noche de las banalidades. Aunque sin pecar de pretenciosos ni olvidar que también el BOSQUE se construye, entre otras cosas, con las RAMAS. Por todo esto pienso que La vuelta y la tuerca sigue siendo un buen título para este blog.

Porque detrás de lo que parece ser una tuerca (el polvo y la paja, casi siempre, las RAMAS), y después de unas cuantas e imprescindibles vueltas, aparece aquello que vale, y en lo que no caeré hasta enésimo giro (el oro puro, casi siempre, el BOSQUE).
 
Y ésta sería la razón por la que los comentarios, por ejemplo, sobre la pelea del siglo entre Mayweather y Pacquiao aún no se hayan asomado a este blog, y estén cociéndose a fuego lento, esperando, dejando que ese lapso de tiempo preciso (¡y en estos tiempos que corren la hostia, más aún!) transcurra y me retire las orejeras y, en su lugar, me coloque unos fantásticos rayos X en los ojos. Así el mundo se verá de otra manera. Más certera y saludable, sin duda. Y que La vuelta y la tuerca no se apresure ni se atrompique en sus entradas. Lo dicen los italianos, chi va piano, va sano e va lontano. “Despacio se camina mejor, y se va más lejos”. Claro, me olvidaba: el refranero siempre acierta (o ir a la entrada Maldito refranero, refranero maldito del 19 de abril de 2013).

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