Todos se han frotado las manos o por lo menos se las han frotado los aficionados
del Athletic. Y eso que al día de hoy, de frío, ni hostia. Pero es que el grupo en el que el Athletic ha quedado encuadrado para
disputar la primera fase de la
Champions 2014-15 no es
precisamente de ésos que sirven echarse a temblar o para rasgarse las camisetas rojiblancas. Aunque se haría
mal, muy mal en lanzar las campanas al vuelo. Porque, paradójicamente, no es sino la “bondad” de los
contrincantes: el Shakhtar ucraniano, ese tal Borisov, o el más conocido Oporto,
la trampa que seguramente se vuelva contra el equipo de La Catedral de San Mamés. Y termine con su aventura europea. Y
me explico. O trato de…
Y es que este grupo H, en el que el Athletic ha caído, creo que va a resultar una compañía poco propicia para esas noches épicas, para las hazañas sobre el césped que tan gratas y, sobre todo, tan ¡necesarias e imprescindibles! son para el Athletic. No, con este trío de contrincantes no va a resultar nada fácil dar lustre y jabón (¡con lo que esto le gusta a la afición bilbaína!) a la especial y particularísima idiosincrasia con la que se nutre y vive el Athletic y que, ya que estamos, no sería otra que la de mostrar, para espasmo y sorpresa mayúscula de todos los amantes al balompié, cómo “once aldeanos” (sé que está muy oído pero para entendernos vale), con el in-cansable e in-condicional apoyo de una in-igualable afición, es capaz de derrotar a los enemigos más pintados, a ésos contra los que cualquier otro equipo, con once jugadores y dos dedos de frente, se echaría a temblar nada más que el trencilla de turno hiciera sonar su silbato anunciando el inicio del partido.
Y claro por aquí empiezan a verse los problemas venir. Porque ni
Shakhtar, ni Borisov, aunque sí quizás Oporto, pero Oporto sólo habría uno,
componen un terceto como para que nadie se asombre si el Athletic consigue derrotarles.
Casi al contrario: se me antojaría una desagradable decepción si el equipo no logra clasificarse. Las cosas como son. Si colegimos
que el Oporto es un grande, o más exactamente, fue un grande, el Athletic debería "pasar" por detrás de él, como
segundo del grupo H y, por lo tanto, con acceso directo a los octavos de final
de la susodicha Champions. Pero lo
que así parece a priori: un camino de rosas se convierte por obra y gracia de la
filosofía-Athletic, esto es, sudor y sufrimiento a borbotones, lucha contra lo que es normal y lógico, apuesta a ciegas por la singularidad, por lo que no es normal ni lógico, por la titánica pelea,... y
la victoria final, sííí, contra pronóstico, contra las adversidades, contra el sentido común, contra la
menor calidad técnica de las plantillas enfrentadas, contra la comparación de sus presupuestos,
etc., para que todos alucinen y hablen del equipo, de esos "once aldeanos" y nos sintamos, así, los más "guapos" del mundo, en una ruta que es, en realidad, un campo de minas, una maldita emboscada en la que,
si no me equivoco, acabará des-nortado el Athletic de Bilbao.
O si lo escribo de otra forma. Que venga un partido contra, por
ejemplo, el Bayern de Guardiola, una noche de perros, de ésas de agua y frío,
con un campo en el que no entra ni un alfiler y en un partido en el que nadie da un euro por el equipo, que no uno contra el Shakhtar que no-se-sabe-quién-coño-le-entrena, una plácida y cálida noche del mes de
septiembre, con el campo ¡no lleno del todo!, y en el que el Athletic es favorito, y es casi normal y lógico que gane, tal y como ha sucedido hace unos días.
Se recuerda, y cómo, el 3-1 contra el poderoso Nápoles o… aquellos memorables 1-0 contra el invencible Milán de Baresi o el 5-3 contra
el mítico Manchester con la hierba del viejo San Mamés cubierta por la nieve. Pero también y aunque duela, ese 0-0
con el que terminó el duelo contra los ucranianos sería como la otra cara de la Luna, la otra parte, ¿el semblante menos vistoso?, de cómo se las gasta el Athletic. Porque aquí o se compite con el cuchillo
entre los dientes, y nos olvidamos de esos artículos de la filosofía-Athletic según los cuales el equipo únicamente lo dará todo en las batallas perdidas a priori, o nos vamos con el estómago vacío. Y con todos los respetos,
los contrincantes del grupo H no son ninguna batalla perdida a priori, no, sino que, al contrario, conforman para el hambre de los leones de San Mamés un raquítico tentempié, un terceto tan de andar por casa... De ahí que para esta primera fase de grupos de la Champions 2014-2015 augure problemas, demasiados problemas...