El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Y hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.
Por cierto, encontraréis a Lebron y al súper tapón sobre el minuto 2 del primer enlace y al súper alley-oop sobre los 45´´del segundo. Y creedme que es uno de ésos que no son infierno. Dejémosle entonces espacio y hagámosle durar.
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