
Me parece que a la anterior entrada sobre Aprendiendo a escribir (I) le faltaría una sibilina coda en la que muchísimos escritores patrios no reparan como se merece, bien porque no quieren o bien porque me temo que no saben, lo que me hace pensar que las cosas, a estos efectos literarios, nos vayan como nos están yendo; o sea, y según mi modesto punto de vista, de calamidad en calamidad, salvo honrosísimas...