Brevemente porque me sale del alma. Y sobre estas cosas tan íntimas mejor pecar de discretos. Soy seguidor del Athletic. Y como tantos otros, supongo, esperaba el partido de ayer, o sea, la Final de Copa contra la Real como agua de mayo (aunque estemos todavía en abril). A cuenta de la jodida pandemia la Final se había pospuesto casi 1 año (escribí la entrada sobre los 44 maravillosos días el 7 de marzo del 20) y era normal, supongo también, que tuviera el gusanillo de que el partido se disputara por fin.
Pero, ¡qué lamentable!, y después, ¡qué decepción! y por último, ¡qué pena! E incluyo una foto del primero, otra de la segunda y una última sobre la tercera. No hay ganas para extenderse más. Ni falta que hace. Así que con la cabeza gacha, y aguantando con las banderas en la ventana (ya sabemos lo que pasa con la esperanza), aguardando a que para la Final del 2021 contra el Barcelona TODOS (aficionados, jugadores- entrenador incluido) hayamos aprendido algo y demos otra imagen, que el Athletic bien se la ha ganado durante 123 años (ésta sí), y con todo merecimiento; así, digo, quedo a la espera...
EL PRE-PARTIDO
¡QUÉ LAMENTABLE!
EL PARTIDO