Ando un poco obsesionado con esto de la crisis. No con la
económica que, al fin y al cabo, tarde o temprano se pasará y cuyos
protagonistas ya despiden (por lo menos despiden para mí) un tufillo, cuando no
pestilente aroma (seamos claros), a querer mantenerse en las cabeceras de los
periódicos y televisiones de medio mundo, le pese a quien le pese, por la nada loable
razón de haberle cogido el gustillo a...